Epifanía
(del
griego:
επιφάνεια
significa “manifestación”), para muchas culturas las epifanías
corresponden a revelaciones
o apariciones
en donde los profetas, chamanes, médicos, brujos u oráculos
interpretaban visiones más allá de este mundo.
Es
también una fiesta cristiana
en la que Jesús
toma presencia
humana
en la tierra y se “da a conocer”. En la narración de la Biblia
Jesús se dio a conocer a diferentes personas y en diferentes
momentos, pero el mundo cristiano celebra como epifanías tres
eventos:
- La Epifanía ante los Reyes Magos (tal y como se relata en Mateo 2, 1-12) que se celebra el día 6 de enero cada año (esa fecha aún es considerada la de la navidad por la Iglesia Armenia, al no haberse ajustado al calendario gregoriano).
- La Epifanía a sus discípulos y comienzo de su vida pública con el milagro en Caná que inicia su actuación pública.
El
Evangelio de San Mateo es el único que menciona a unos magos que
vinieron de Oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. En
las escrituras no se abunda mucho sobre su origen. Iban guiándose
por una estrella que les condujo hasta Belén, donde buscaron al Niño
Jesús recién nacido al que adoraron, la tradición los describe
como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un
nombre y rasgos específicos a cada uno:
Melchor:
Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para Jesús es oro,
representando su naturaleza real.
Gaspar:
Joven moreno. Su regalo es el incienso, que representa la naturaleza
divina de Jesús.
Baltasar:
De raza negra. Su regalo a Jesús es mirra, que representa su
sufrimiento y muerte futura.
Un
ángel se apareció a los tres reyes magos y les advirtió del
peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes.
Así pues, no volvieron por el mismo sitio. Parece ser que, solo por
el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres
dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los
personajes que los traían.
La
primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes
Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El
friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo
VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión
está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados
con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan
en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al
Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer
tres nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar que
supuestamente equivalen en griego a "Appellicon", "Amerín"
y "Damascón" y en hebreo a "Magalath",
"Galgalath" y "Serakin".
Poco a
poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de
simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas
conocidas en la antigüedad y representantes de las tres edades del
hombre.
La
llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en los
Evangelios Apócrifos. Según la tradición esotérica aplicada al
cristianismo, estos personajes procedían del lugar donde se
encontraba el Preste Juan que descendía de la raza de los Magi. Era
rey de unos cristianos, que vivían en Oriente más allá de Persia y
Armenia.
Otra
leyenda cuenta que después de la Resurrección de Jesús, el apóstol
Tomás los halló en Saba (India), que fueron bautizados y que se les
consagró obispos; después fueron martirizados en el año 70 y
fueron depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados
a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I
Barbarroja, en el siglo XII, las trasladó a Colonia, donde hoy
reposan sus cenizas con las coronas que supuestamente llevaron
durante su existencia. Actualmente en la catedral de Colonia, se
veneran los supuestos restos de los Reyes Magos en una urna dorada
colocada en el altar mayor.
Si
bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente
amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean
admitidos como adoradores del Mesías, el término griego no era
utilizado para referirse a hechiceros, en este caso se utiliza para
referirse a hombres sabios o hombres de ciencia, San Mateo nos deja
ver que eran astrónomos que conocían con precisión el movimiento
de la estrella. También poseían conocimiento de las Escrituras
(Mateo 2:5-6).
Otras
leyendas indican que había un cuarto rey mago, al cual se le da el
nombre Artabán, este rey mago no tiene fundamento bíblico. Los
armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres
diferentes que tampoco se mencionan en la Biblia.
Fuente: Wikipedia
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