Los
habitantes de Mesopotamia no fueron los primeros en observar los
astros y en delimitar en la extensión celeste algunas porciones de
cielo, las constelaciones, que respondían a ciertas regularidades y
a ciertos ritmos, y que estaban ocupadas por objetos llamados
estrellas.
Los
pueblos del neolítico tenían su astronomía, y probablemente
también los que les precedieron. Lo que caracteriza a los
mesopotamios, es que a partir de estas observaciones ellos crearon
una astrología bastante cercana a la nuestra y que nos ha sido mal
que bien, esporádicamente transmitida.
No
es el momento de tratar aquí las múltiples formas
proto-astrológicas que pudieron existir en los pueblos neo y
paleolíticos.
La
observación de las estrellas y su reagrupamiento en constelaciones
es atestiguada desde el 2.400 a.C. En Elba (en la actual Siria), la
salida de la constelación de las Péyades coincidía en esta fecha
con el equinoccio de primavera. Y hacia el 2.000 a.C., más al este,
en Mari, la salida de Arturus marcaba el inicio de la cosecha.
Existía una astronomía sabia desde el inicio del primer imperio
acadiano, fundado por el semita Sharrum-kîn (2334-2279), conocido
bajo el nombre de Sargon, y cuyo nieto Narâm-Sîn (2254-2218), "el
Amado de Sîn", es decir, el dios Luna, será el heredero
inspirado. Estas primeras observaciones astronómicas registradas son
también atestiguadas en el mismo siglo XXIII por el neoplatonicista
Simplicius en el capítulo XI de su Comentario
sobre el tratado Del Cielo de Aristóteles.
Las
constelaciones estelares servían de referencias para el calendario
en las diversas actividades de la vida social. Han conocido numerosas
transformaciones al hilo del progreso de la observación y también
de las rivalidades entre escuelas concurrentes. Una lista de
constelaciones que data alrededor del 1.300 a.C., proveniente de la
ciudad hitita de Boghaz-Köi (en la actual Turquía), contiene ya
casi todas las constelaciones que llegarán a ser "zodiacales",
a excepción de Leo y de Libra.
La
sexta sección de la primera tabla de la serie MUL APIN (el famoso
tratado babilonio de uranografía y también el primer catálogo de
estrellas conocido), del cual el principal ejemplar, el BM 86378
(British Museum), datado en el 687 a.C. es una copia de una
compilación algunas décadas anterior, y da la lista de 16 ó 17
constelaciones recorridas por la Luna y también por el Sol y los
demás planetas:
MUL.MUL
(las "estrellas-estrellas" en sumerio, o las Pléyades,
equivalentes a una parte de la constelación de Tauro), GUD.AN.NA (el
Tauro celeste, equivalente a una parte más meridional de la
constelación de Tauro), SIBA.ZI.AN.NA (el fiel pastor celeste, u
Orión), SHU.GI (el anciano, equivalente a la constelación de
Perseo), GAM (el bastón quebrado, o Auriga), MASH.TAB.BA.GAL.GAL
(los grandes gemelos, equivalente a la constelación de Géminis),
AL.LUL (el cangrejo, o Cáncer), UR.GU.LA (el perro gigante,
equivalente a la constelación de Leo), AB.SIN (la espiga de cebada,
o Spica, equivalente a la constelación de Virgo), zi-ba-ni-tum
(donde observamos el nombre acadiano y ya no sumerio, equivalente a
la constelación de Libra), GIR.TAB (Escorpio), PA.BIL.SAG
(equivalente a la constelación de Sagitario), SHUHUR.MASH (el
pez-cabra, equivalente a la constelación de Capricornio), GU.LA (el
muy alto o el gigante, equivalente a la constelación de Acuario),
zibbâti SIM.MAH (y) A-un-ni-tum (las colas de la gran golondrina y
del pez, recubriendo la constelación de Piscis), LU.HUN.GA (el
trabajador temporero, equivalente a la constelación de Aries).
En
este estadio pre-zodiacal, encontramos los 12 signos-constelaciones
del futuro zodíaco, además con las constelaciones de las Pléyades
(comprendidas en el Tauro moderno), de Orión, de Perseo, de Auriga y
de "la Golondrina" (comprendida en el Piscis moderno). Las
imágenes y nombres babilonios de las constelaciones zodiacales, con
la sola excepción de Aries, serán retomadas por los astrónomos
griegos. Estas estaciones lunares, en el origen de los signos
zodiacales solares, comprenden constelaciones situadas fuera de la
eclíptica (en razón de la inclinación de la órbita lunar), las
cuales serán suprimidas de la organización zodiacal futura.
Una
lista de época posterior, neo-asiria (Berlín, Museo arqueológico,
VAT 7851), no comprende más que 14 constelaciones: Perseo y Auriga
han desaparecido y las colas han sido reunidas bajo una misma
constelación llamada DIL.GAN (la ballena).
La
aparición del zodíaco de los 12 signos iguales ha sido datada de
mitad del siglo VI a.C.
En
su bra sobre el nacimiento de la astrología en Mesopotamia,
Giovanni Pettinato relata el descubrimiento de una tabla salida de la
biblioteca de Sippar, recientemente exhumada por arqueólogos
iraquíes: encontramos allí, datado alrededor del 600 a.C., un
zodíaco dividido en doce secciones. Los doce signos zodiacales de 30
grados cada uno, delimitados sobre la eclíptica y sin referencia a
las constelaciones estelares, están claramente atestiguadas en una
tabla datada en el 419 a.C. Es pues en los siglos VI y V, cuando se
establecieron las reformas de la concepción babilonia del cielo
astronómico y astrológico, del que los griegos, que en la misma
época inventaron la metafísica, fueron los herederos.
El
advenimiento del zodíaco no corresponde forzosamente al
establecimiento de las significaciones astrológicas atribuídas más
tarde a los doce signos zodiacales, en una época en la que las
referencias estelares corresponderán más o menos a los meses de la
cosecha. Como lo señala pertinentemente Florisoone: "Contrariamente
a lo que se pudiera pensar, el zodíaco no fue una invención de
inspiración exclusivamente astrológica, sino más bien una de las
primeras manifestaciones del espíritu científico y del nacimiento
de una verdadera astronomía en Mesopotamia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario