El
período que con mayor frecuencia aparece en diferentes tradiciones
es menos el de la misma precesión de los equinoccios, que su mitad.
Lo que notoriamente corresponde a lo que era el "gran año"
de los persas y de los griegos, evaluados a menudo por aproximación
en 12.000 a 13.000 años, siendo su duración de 12.960 años (25.920
/ 2).
Dada
la importancia particularísima que de tal modo se atribuye a este
período, puede presumirse que el Manvántara deberá comprender un
número entero de estos 'grandes años'; pero entonces, ¿cuál será
dicho número?
Al
respecto, y fuera de la tradición hindú, encontramos por lo menos
una indicación precisa que parece lo suficientemente plausible como
para poder esta vez ser aceptada literalmente: entre los caldeos, la
duración del reino de Xisusthros, que es manifiestamente idéntico
al Vaiváswatahindú, el Manu del actual ciclo, está fijado en
64.800 años, o sea exactamente cinco grandes años (12.960 x 5 =
64.800 años).
Señalemos
accesoriamente que el número cinco, al ser el de los "bhutas"
o elementos del mundo sensible, debe necesariamente tener una
importancia especial desde el punto de vista cosmológico, lo que
viene a confirmar la realidad de semejante evaluación, tema que por
cierto ya hemos tratado antes en otra parte de esta investigación.
Sea
lo que fuere, si tal es la duración real del Manvántara (64.800
años), y se continúa tomando como base el número 4.320, que es
igual a un tercio del "gran año" (12.960 / 3 = 4.320),
surge que esta cifra deberá multiplicarse por quince (4.320 x 15 =
64.800).
Por
otra parte, los cincos "grandes años" serán repartidos
naturalmente de manera desigual, pero siguiendo relaciones simples
entre los cuatro Yugas: el Krita-Yugacontendrá dos; el Tretâ-Yuga,
uno y medio; el Dwâpara-Yuga, uno; y el Kali-Yuga, medio.
Estos
números son por supuesto la mitad de aquellos obtenidos
precedentemente al representar por diez la duración del Manvántara.
Evaluados en años ordinarios, estas mismas duraciones de los cuatro
Yugas serán respectivamente de 25.920 años para el Krita, 19.440
para el Tretâ, 12.960 para el Dwâpara, y 6.480 para el Kali,
conformando un total de 64.800 años.
Debe
reconocerse –sostiene R.Guénon– que estas cifras se ubican al
menos dentro de límites perfectamente verosímiles, pudiendo muy
bien corresponder a la antigüedad de la presente humanidad
terrestre.
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