25/5/20

MANVÁNTARA y YUGAS


El período que con mayor frecuencia aparece en diferentes tradiciones es menos el de la misma precesión de los equinoccios, que su mitad. Lo que notoriamente corresponde a lo que era el "gran año" de los persas y de los griegos, evaluados a menudo por aproximación en 12.000 a 13.000 años, siendo su duración de 12.960 años (25.920 / 2).
Dada la importancia particularísima que de tal modo se atribuye a este período, puede presumirse que el Manvántara deberá comprender un número entero de estos 'grandes años'; pero entonces, ¿cuál será dicho número?

Al respecto, y fuera de la tradición hindú, encontramos por lo menos una indicación precisa que parece lo suficientemente plausible como para poder esta vez ser aceptada literalmente: entre los caldeos, la duración del reino de Xisusthros, que es manifiestamente idéntico al Vaiváswatahindú, el Manu del actual ciclo, está fijado en 64.800 años, o sea exactamente cinco grandes años (12.960 x 5 = 64.800 años).
Señalemos accesoriamente que el número cinco, al ser el de los "bhutas" o elementos del mundo sensible, debe necesariamente tener una importancia especial desde el punto de vista cosmológico, lo que viene a confirmar la realidad de semejante evaluación, tema que por cierto ya hemos tratado antes en otra parte de esta investigación.

Sea lo que fuere, si tal es la duración real del Manvántara (64.800 años), y se continúa tomando como base el número 4.320, que es igual a un tercio del "gran año" (12.960 / 3 = 4.320), surge que esta cifra deberá multiplicarse por quince (4.320 x 15 = 64.800).

Por otra parte, los cincos "grandes años" serán repartidos naturalmente de manera desigual, pero siguiendo relaciones simples entre los cuatro Yugas: el Krita-Yugacontendrá dos; el Tretâ-Yuga, uno y medio; el Dwâpara-Yuga, uno; y el Kali-Yuga, medio.
Estos números son por supuesto la mitad de aquellos obtenidos precedentemente al representar por diez la duración del Manvántara. Evaluados en años ordinarios, estas mismas duraciones de los cuatro Yugas serán respectivamente de 25.920 años para el Krita, 19.440 para el Tretâ, 12.960 para el Dwâpara, y 6.480 para el Kali, conformando un total de 64.800 años.

Debe reconocerse –sostiene R.Guénon– que estas cifras se ubican al menos dentro de límites perfectamente verosímiles, pudiendo muy bien corresponder a la antigüedad de la presente humanidad terrestre.


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