El
vocablo sánscrito "sandhyâ" (derivado de "sandhi":
punto de contacto o de unión entre dos cosas) se emplea también en
una acepción más corriente, para designar el crepúsculo (matutino
o vespertino) y –en la doctrina de los ciclos cósmicos–
individualiza el intervalo entre dos Yugas, intervalo o intermedio
que no implica alargamiento en el tiempo, sino tránsito o transcurso
entre un ciclo y el siguiente (o entre el ciclo final y la
disolución, o –al fin de ésta– el comienzo de un nuevo ciclo),
tal como el crepúsculo señala la transición, intervalo o paso,
entre el ocaso y la noche, o entre el fin de ésta y el día.
Este
es en nuestra opinión el sentido simbólico del crepúsculo y el
natural del "sandhyâ", aplicado a la doctrina cíclica. El
vocablo "intervalo" –del latín "intervallus"–
presenta dos acepciones: la raíz "inter" indica –en el
"tiempo"– "durante", "mientras", "en
el transcurso de"; y, en el "espacio", "entre","en",
"en medio de".
El
vocablo se emplea aquí en el sentido del tiempo, pero –al
finalizar el ciclo– el intervalo debe tomarse en el sentido del
espacio, pues entonces el intervalo –hasta el comienzo de un nuevo
ciclo– es intemporal.
Debemos
extremar las precauciones y agotar el análisis en la medida de lo
posible, ya que "los fenómenos naturales en general, y en
especial los astronómicos, jamás son contemplados en las doctrinas
tradicionales si no es a título de simple modo de expresión, como
simbolizando ciertas verdades de orden superior; si los mismos los
simbolizan efectivamente es porque sus leyes no son en el fondo otra
cosa que una expresión de dichas verdades en un dominio especial,
algo así como la traducción de los principios correspondientes,
adaptados naturalmente a las condiciones particulares del estado
corporal y humano".
"Puede
comprenderse por lo tanto cuán grande es el error de aquellos que
quieren ver "naturalismo" en estas doctrinas, o creen que
éstas sólo proponen describir y explicar los fenómenos tal como
puede hacerlo la ciencia "profana", si bien en formas
diferentes. Ello importa propiamente invertir las relaciones y tomar
el símbolo mismo por lo que representa; el signo por la cosa o la
idea significada".
Ahora
bien, con esta prevención y volviendo al tema, consideramos que al
basarse el ritmo de los ciclos cósmicos de la doctrina hindú en el
fenómeno astronómico de la precesión de los equinoccios, resulta
congruente con ello apoyar en el "crepúsculo astronómico"
el cálculo de la duración temporal del "sandhyâ".
El
crepúsculo astronómico vespertino es el producido por el reflejo en
la atmósfera de la luz del Sol, mientras éste aparenta recorrer
hacia el "poniente"el arco comprendido entre el horizonte y
el círculo paralelo a él situado 18º más abajo.
Prácticamente,
la terminación del crepúsculo astronómico vespertino coincide con
la "aparición" de las estrellas de sexta magnitud, que son
las de menor brillo que pueden observarse a simple vista.
Inversamente, el crepúsculo astronómico matutino está constituido
por el reflejo de la luz del Sol en la atmósfera, mientras éste
aparenta recorrer hacia el naciente el arco de 18º comprendido entre
los círculos que hemos mencionado más arriba.
El
alba se inicia con la desaparición visual de las estrellas de sexta
magnitud, y termina cuando el Sol despunta el horizonte. Agreguemos
que la duración del crepúsculo astronómico varía con las épocas
del año, pues para una misma latitudson diferentes los tiempos que
tarda el Sol en recorrer hipotéticamentearcos de distinta
declinación, comprendidos entre el horizonte y el círculo
crepuscular astronómico, y viceversa.
En
Buenos Aires, por ejemplo, situada a 34º 36' de latitud Sur, el
crepúsculo del día del solsticio de verano, cuando la declinación
del Sol es de –23º 27', alcanza a 1 hora, 50 minutos, 50 segundos,
mientras que en el día del equinoccio de primavera, –cuando la
declinación del Sol es de 0º– el crepúsculo dura 1 hora y 19
minutos. Así también, la duración de los crepúsculos aumenta con
la latitud del lugar. Ya expresamos que en Buenos Aires el crepúsculo
del día del solsticio de verano dura 1 hora, 50 minutos, 50
segundos, en razón de estar dicha capital a 34º 36' de latitud Sur;
para la misma fecha, en la ciudad de Ushuaia, situada a 54º 49' 22''
de latitud Sur, el crepúsculo vespertino prácticamente se une con
el matutino, es decir, no se observa noche cerrada.
Este
pequeño pero indispensable paréntesis cosmográfico nos permite
aportar un fundamento complementario al hecho ya comentado de que la
tradición primigenia, inicialmente "hiperbórea", tenía
su sede espiritualen un lugar donde el Sol daba en verano la vuelta
al horizonte sin ponerse, lo que ocurre en el mismo Polo Norte y en
la región circumpolar.
Continuará...
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