El
sistema de escritura maya se supone que es mixto y fue usado desde el
200 a.C. hasta el 900 d.C. en su forma monumental y desde el 1.300
al 1.500 d.C. en su forma cursiva. En el primer caso el sentido de la
escritura es de arriba hacia abajo en columnas de a dos, en el
segundo caso es en sentido serpenteante.
Todavía
hay alrededor de seis millones de mayas viviendo en la misma comarca
que sus antepasados y hablando la lengua
maya;
sus relaciones con los gobiernos donde viven están llenas de
opresión y derramamiento de sangre; un ejemplo es el caso de
Rigoberta Menchú, la mujer ganadora del premio Nobel de la Paz en
1991, que perdió a casi toda su familia a manos de los escuadrones
de la muerte.
Desde
el siglo IV hasta comienzos del siglo X se desarrolla la fase clásica
(o Antiguo Imperio), cuyo centro es Petén (Guatemala). Durante el
siglo X sufren las invasiones de los Toltecas, originándose la
civilización tolteca-maya, en el norte de Yucatán, entre los siglos
X y XV (o Nuevo Imperio). En 1518 desembarcan los españoles en
Yucatán e incian su conquista.
Su
panteón consistía de muchas divinidades entre las que se cuentan:
Hunab, el dios creador del mundo; Itzamná, su hijo, dios del cielo y
de la tierra; Chaak, dios de la lluvia, del maíz y de los bosques;
Ah Puch, dios de la muerte; Xaman Ek, dios de la estrella polar;
Kukulkán (nombre maya de Quetzalcoatl).
Los
mayas desarrollaron la escritura mesoamericana hasta su máxima
expresión.
El
involuntario transmisor de la clave para entender la escritura maya
fue el obispo Diego de Landa. Este clérigo destruyó todos los
libros mayas que encontró a su paso, pero en su obra Relación
de las cosas de Yucatán,
incluye un sucinto y hasta erróneo sumario de jeroglíficos mayas.
Él pensó que los mayas escribían con un alfabeto y preguntó a su
interlocutor nativo cómo se escribía "a",
"b", "c",
etc.; éste le dio los glifos
para esos valores fonéticos y así llegó hasta nosotros la clave
para descifrar tantas inscripciones mayas.
Respecto
a la destrucción de los textos mayas son interesantes las
reflexiones que hace el historiador, naturalista y cosmógrafo José
de Acosta (1539-1600) en su "Historia
natural y moral de las Indias":
“En la provincia de Yucatán, donde es el obispado que llaman de Honduras, había unos libros de hojas a su modo encuadernados o plegados, en que tenían los indios sabios la distribución de sus tiempos, y conocimiento de plantas y animales, y otras cosas naturales, y sus antiguallas; cosa de grande curiosidad y diligencia. Parecióle a un doctrinero que todo aquello debía de ser hechizos y arte mágica, y porfió que se habían de quemar, y quemáronse aquellos libros, lo cual sintieron después no sólo los indios, sino españoles curiosos, que deseaban saber secretos de aquella tierra.
Lo mismo ha acaecido en otras cosas, que pensando los nuestros que todo es superstición, han perdido muchas memorias de cosas antiguas y ocultas, que pudieran no poco aprovechar. Esto sucede de un celo necio, que sin saber, ni aun querer saber las cosas de los indios, a carga cerrada dicen, que todas son hechicerías, y que estos son todos unos borrachos, que ¿que pueden saber, ni entender? Los que han querido con buen modo informarse de ellos, han hallado muchas cosas dignas de consideración”.
La escritura era de tipo mixto (como la cuneiforme,
los jeroglíficos
egipcios y el chino),
es decir, usaban pictogramas,
ideogramas
y
fonogramas.
Aunque los glifos egipcios son mixtos, los mayas son mucho más
complejos, porque la misma palabra puede escribirse de varias formas,
no sólo de dos o tres. Además, los glifos individuales estaban con
frecuencia "soldados" entres sí, como en la escritura
china, pero cosa que nunca sucede en el egipcio; sin embargo, en maya
lo están tan íntimamente que sólo un experto consigue separar
visualmente las partes de que se compone.
La
figura superior contiene cinco formas de escribir la palabra "balam"
(jaguar), con distintas proporciones
de fonogramas y logogramas.
La
primera inscripción glífica conocida es la llamada Estela de
Huberg. Procede del 199 d.C. y corresponde al período de la
escritura maya clásica. Se trata de una estela que describe al
sucesor de un soberano, en un ritual en el que hay derramamiento de
su sangre, y que predice su ascensión al trono.
El
año maya constaba de 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días
complementarios, dando un total de 365. Los días del calendario
maya, para medir el tiempo comenzaban combinando los numerales del 1
al 13 con esos veinte días. En la figura inferior vemos los meses
del calendario maya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario