El
eclipse solar previsto para el próximo 20 de marzo, entre las
8.40 y las 12.50 (hora peninsular española) podrá verse en toda
Europa.
Supondrá un test para la red eléctrica del continente. Este eclipse será una prueba sin precedentes para el sistema de electricidad de Europa, sostiene en un informe la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (Entso-e). El análisis realizado por esta asociación, que engloba a los transportistas eléctricos europeos, se centra en la afección que el fenómeno podrá tener sobre la generación fotovoltaica, que en el continente cubre el 3% de todo el consumo energético.
Supondrá un test para la red eléctrica del continente. Este eclipse será una prueba sin precedentes para el sistema de electricidad de Europa, sostiene en un informe la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (Entso-e). El análisis realizado por esta asociación, que engloba a los transportistas eléctricos europeos, se centra en la afección que el fenómeno podrá tener sobre la generación fotovoltaica, que en el continente cubre el 3% de todo el consumo energético.
Entso-e
afirma que se están tomando todas las medidas necesarias para
mitigar los riesgos desde hace meses. Entre ellas, se incluye la
coordinación entre las salas de mando en toda Europa antes y durante
el eclipse. La idea es que, al poder trabajar con previsión
suficiente, el descenso puntual en la fotovoltaica se cubra con otras
fuentes de energía, ya sean renovables o convencionales, y que los
Estados también se apoyen en el caso de que surja algún incidente
en esas dos horas.
El
Estado en el que el cielo se apagará más será Dinamarca, donde se
prevé que en el momento cumbre se llegará al 83% de oscuridad. En
Madrid se llegará al 67%.
Pero
el impacto directo más importante se centra en Alemania e Italia,
donde la fotovoltaica se halla más implantada. En el caso alemán,
la caída de la producción en el minuto clave del eclipse sería del
42%. En Italia, llegaría al 36,4%.
José
Donoso, director general de la
Unión
Española Fotovoltaica,
que
representa a unas 300 empresas del sector, compara este asunto con la
alarma generada por el efecto
2000,
un
miedo que se acabó diluyendo cuando se produjo el cambio de milenio
y no se produjo el temido fallo informático global. Apunta que,
sobre el papel, podrían surgir dos problemas: la falta de suministro
y alteraciones en la red. Respecto al primer teórico conflicto,
Donoso sostiene que no se llegará al punto del corte, ya que en
Europa hay una sobreproducción de energía. Además, la caída de la
fotovoltaica quedará cubierta por las centrales de ciclo combinado o
incluso por la eólica.
En
la misma línea se pronuncia Estefanía Caamaño, profesora de la
Universidad Politécnica de Madrid e investigadora del
Instituto
de Energía Solar
de
esta institución: "Fenómenos de variación de recursos
renovables como el Sol o el viento son de sobra conocidos y
gestionados hoy en día mediante tecnologías de generación
eléctrica especialmente indicadas para ello (centrales de ciclo
combinado, por ejemplo)". "El problema se resolverá con
otras tecnologías", apunta Miguel Ángel Martínez-Aroca,
presidente de la Asociación
Nacional de Productores e Inversores de Energía Fotovoltaica.
En
cuanto a las alteraciones que se puedan producir en la red por un
apagón brusco de los generadores de fotovoltaica, Donoso mantiene
que es un asunto que está "controlado ya por los
transportistas".
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