30/11/16

URANO (ASTROLOGÍA ESOTÉRICA)

Urano funciona en aquellos que pueden pensar aparte del cerebro, aquellos que han trascendido la comprensión mercuriana. Mercurio significa discriminación, representa la mente superior, representa a budhi, la lógica, el razonamiento, lo racional, y aquí es donde Urano marca un estado superior al de Mercurio. Esto quiere decir que su función va más allá de la comprensión, más allá de las percepciones normales. Exige percepciones extras, percepciones extrasensoriales. Su funcionamiento es eléctrico. Sin duda el cerebro es eléctrico, pero Urano es cerebro con cerebro.
El Maestro lo llama impulso eléctrico. Muchas cosas suceden antes de que entendáis qué está pasando.

Normalmente, los seres humanos piensan, comprenden y hacen. Los tontos no comprenden y hacen. Aquí también sucede la acción incluso antes de la comprensión, pero no se trata de estupidez, allí donde trabaja Urano, la acción ocurre primero y la comprensión viene más tarde, porque Urano no puede esperar hasta que vuestros cerebros comprendan; es una energía que va a gran velocidad. No es necesario que entendáis y hagáis. Se hace a través vuestro y después ya entenderéis por qué lo habéis hecho y cómo lo habéis hecho tan bien, algo ha ocurrido a través vuestro de una forma que está más allá de vuestra propia capacidad.
El Maestro dice: “Se necesitan 4 ciclos de 60 años para saber lo que estoy haciendo”. No es místico, es científico, es la ciencia del futuro; la ciencia futura hoy es ficción. Es puramente Acuariana, que quiere decir que está al borde de la percepción, se percibe y no se percibe. Es como el aire suave, que está y no está. El cerebro humano es incapaz de comprender: “Dejad que suceda; después, lentamente, con distancia retrospectiva, la gente entenderá”.

Hoy en día, globalmente, están teniendo lugar muchos acontecimientos, y su significado se comprende mejor mirándolos retrospectivamente. La antigua afirmación que dice “piensa antes de actuar” ya no es válida para aquellos que pueden pensar aparte del cerebro. No intentéis comprenderlo, lo único que conseguiréis es romperos la cabeza. Este es el entendimiento de la energía de Urano.
La energía de Urano trabaja a través de aquellos que pueden pensar aparte del cerebro; esta es la primera parte. La segunda parte supone trascender las ecuaciones mercurianas. Mercurio representa las matemáticas. Pero Urano representa las matemáticas superiores. Es una ecuación matemática todavía no manifestada. En las escrituras sagradas se llama Mahat. Mahat es el plano de la creación donde lo invisible se vuelve visible. Lo imperceptible se vuelve perceptible.
Hay personas que trabajan en el ámbito de la sabiduría y saben que no pueden entender este funcionamiento de Urano. La energía de Urano incluso les hace inclinarse y conseguir que se hagan las cosas. Y, lentamente, la mente superior entenderá. Así es como muchas enseñanzas se transmiten antes de que sean comprendidas, es decir, el transmisor no lo comprendía mientras lo expresaba.
Esta es la experiencia de muchos maestros del ocultismo, cuando empiezan a hablar sobre un tema ocultista, ellos ya tienen su propia preparación y comprensión; pero cuando abren la boca, comienzan a expresar cuestiones totalmente diferentes. El cerebro superior del que habla se utiliza como un mediador, y así sucede el funcionamiento eléctrico de Urano. A menudo, el que habla ha de retroceder y tomar notas sobre lo que ha dicho, porque incluso para él, esta información es nueva. No habla desde lo conocido, sino desde lo desconocido. Se le llama enseñanzas por impresión.
El Maestro es impresionado en aquel momento y lugar y entonces, se expresa la enseñanza que es fresca y viva, y hasta ese momento, desconocida incluso para el propio Maestro.
Del mismo modo, también hay escritos por impresión. Hay un cerebro, más allá del cerebro búdico, que se posiciona en vosotros y os conduce. Mercurio, la mente superior, tendrá que reflexionar sobre ello durante algún tiempo. No es un repentino y precipitado acto de ignorancia, es una función eléctrica que el Maestro denomina “Impulso Eléctrico”, como un relámpago, un destello.

En el ritual del fuego hay un mantra que se llama Fhat, en una fracción de segundo las cosas ocurren. Por este motivo no podéis hacer cálculos de las posibilidades futuras. Mucha gente tiene sus propios cálculos basados en su comprensión búdica. Pero para Urano, budhi es muy pequeño. No tiene tiempo de informar a budhi. Actúa y más tarde ya entenderá.
Así que las personas que se limitan a sí mismas al entendimiento búdico permanecen pobres en su sabiduría. Necesitan estar abiertos en todo momento a todas las posibilidades. La sabiduría puede centellear sobre vosotros si desarrolláis este tipo de apertura. Urano representa el aspecto más elevado de la intuición y es también el aspecto más elevado de Mercurio.
Fuente: Extracto del Tratado de los Siete Rayos de A.A. Bailey.

24/11/16

EL IDIOMA DEL CIELO


Puede que parezca absurdo sugerir que los seres espirituales en el cielo conversan en alguna clase de lenguaje como el que nosotros solemos emplear, un lenguaje como lo conocemos impone en razón de su misma naturaleza unas limitaciones a la comunicación de nuestros pensamientos unos con otros. Desde luego, esta clase de limitaciones no existen en el cielo.
No se puede imaginar que Dios Padre «hable» con Dios Hijo en este sentido limitador, aunque sería concebible que los ángeles hablen entre sí y que Dios les hable a ellos. Naturalmente, es posible que haya alguna forma totalmente distinta de comunicación, de la que no sepamos nada por ahora, pero que pudiera tener alguna relación con la realidad de la inspiración por ejemplo con la clase de inspiración que lleva la telepatía.

La Escritura registra una cantidad de conversaciones en el cielo entre Dios y los ángeles, y entre los ángeles mismos, como en Job 1:6 y Daniel 10:21. En este último caso hay una sugerencia de algo que tiene la naturaleza de un argumento verbal.
En cualquier caso, Dios ha hablado al hombre, y quizá no carece de significación que cuando así lo hizo, tanto por escrito al dar los Diez Mandamientos y sobre la pared en el palacio de Belsasar, como en conversación directa como cuando habló al Primer Adán y al Postrer Adán, e incluso por medio del postrer Adán al hombre (en arameo), el lenguaje es siempre alguna forma de semita. Se puede argüir que esto era inevitable, por cuanto el pueblo hebreo había sido escogido como intermediario de Dios por lo que respectaba a Su revelación.
Esta podría ser una explicación totalmente suficiente excepto por dos circunstancias que pueden tener una significación especial:
(a) el nombre original que Adán aplicó a su ayuda idónea, y (b) los nuevos nombres dados a dos convertidos en el Nuevo Testamento.
Ante todo se debería decir algo acerca de la significancia de los nombres, se puede decir que en casi todas las otras sociedades no occidentales un nombre personal no es meramente una designación útil con propósitos de identificación, sino que constituye la identidad personal del individuo. Este principio de identidad se origina en la antigüedad. Una de las más antiguas tabletas cuneiformes de interés especial para los estudiosos de la Biblia, trata de la historia de la creación y describe el tiempo antes de la formación de la tierra -esto es, cuando no existía- como un tiempo en el que la tierra «no estaba nombrada».

Tiempo hubo que el Cielo arriba no estaba nombrado, que a la tierra abajo nombre no le había sido dado”.

La narración en la que Adán da nombre a los animales que le son presentados es mucho más significativa de lo que solemos suponer, porque los nombres que les dio no eran meramente designaciones, sino resúmenes de sus características. Por estos nombres indicaba su reconocimiento del hecho de que ninguno de ellos era una contrapartida adecuada de su propio ser y que por ello no podían ser una verdadera ayuda idónea para él.
Cuando despertó del profundo sueño que le sobrevino a continuación, y cuando vio que Dios le había traído otra de Sus criaturas, en el acto percibió en ella a su verdadera ayuda idónea.
Por el nombre que le dio, demostró su conciencia de la relación que tenía con él. Su nombre original no fue Eva (nombre que recibió posteriormente), sino mujer. La palabra mujer es traducción de un término semítico que es la forma femenina de la palabra para varón.
Hombre es Ish, mujer es Ishah. En ningún otro lenguaje aparece como cosa cierta que la palabra para mujer sea el femenino para la palabra para varón. Compárese por ejemplo el latín vir para varón, mulier para mujer; el griego anêr para varón, gunê para mujer. En inglés, la palabra woman es una forma contraída de un término original «woof-man», que significaba «el hombre que teje». En castellano, las formas señor y señora parecen en principio paralelas, pero señor no es realmente la palabra para «varón», ni señora la palabra para «mujer». Se trata más exactamente de tratamientos de cortesía como «sir» y «lady» en inglés (aunque sí se debe observar que las traducciones bíblicas españolas en general emplean en este pasaje un término poco usado pero aceptado formalmente, traduciendo Ishah como «varona». En los diccionarios normativos de la lengua española no es un término de uso cotidiano.
Esta circunstancia excepcional en la historia de Adán y Eva constituye por sí misma una cierta prueba de que la forma de habla que Adán empleó era la semita, por cuanto hubiera sido cosa bien natural que el primer ser humano hubiera designado a su ayuda idónea mediante una forma modificada de su propio nombre.

Ahora bien, así como un nombre se identifica con existencia, del mismo modo un nuevo nombre se identifica con una nueva existencia. Este es un concepto extendido, y en muchas otras sociedades una persona que cambia de posición adopta generalmente un nombre nuevo (y a menudo secreto). Y cualquier persona que padezca una enfermedad durante un período anormalmente largo intentará remediarlo cambiando de nombre, convirtiéndose así en otro individuo y librándose con ello de la enfermedad unida al antiguo.
En tiempos recientes se han comunicado algunos casos instructivos de esto, incluso en nuestras propias instituciones mentales.

Jacob recibió un nuevo nombre después de una lucha espiritual muy señalada, y después parece haber sido llamado por ambos nombres, el viejo o el nuevo, quizá dependiendo de si era el viejo hombre o el nuevo el que estaba a la vista. La nación que surgió de él parece haber sido tratada de la misma forma.
Así, en tanto que la Palabra de Dios era enviada a Jacob, solo caía en Israel (Is. 9:8). De forma similar, aquel gran y terrible día de la tribulación será el día de la angustia de Jacob (Jer. 30:7), pero solo Israel será salvado (Ro. 11:26). Un israelita así era Natanael, designado por el Señor como «un verdadero israelita» (Jn. 1:47), como para resaltar la distinción. En Isaías 45:4 Jacob es meramente un siervo, mientras que Israel es Su escogido, que goza de una nueva relación con Él.
Naturalmente, ambos nombres Jacob e Israel son palabras semíticas, de modo que el nuevo nombre no se daba a este respecto en un lenguaje diferente.
Pero en el Nuevo Testamento tenemos a dos personas que reciben nombres nuevos:
Pedro (que es griego), y Marcos (que es latín), y que reciben también nombres semíticos. Pedro fue posteriormente renombrado Cefas, el original es una combinación de dos palabras hebreas. Al igual que Jacob, Pedro no siempre estuvo a la altura de su nuevo nombre, excepto que Pablo se refiere a él constantemente con el nombre de Cefas en su Primera Epístola a los Corintios (1:12; 9:5; 15:5).
Pablo mismo recibió un cambio de nombre, y la ocasión del cambio es significativa. No coincidió con su conversión. Saulo se convirtió en Hechos 9, pero se le sigue designando como Saulo en Hechos 13:2. Sin embargo, en Hechos 13:2 leemos esta declaración: «Entonces Saulo (que también es Pablo), lleno del Espíritu Santo ...». A partir de entonces nunca se le vuelve a mencionar por su viejo nombre.

Por estos pocos fragmentos de luz, el nuevo Nombre que vamos a recibir, y que está oculto en este momento, resumirá de una manera singular toda nuestra nueva personalidad en Cristo, y probablemente tendrá significado en semítico, el lenguaje del cielo, donde está nuestra ciudadanía.

De Génesis hacia finales del siglo XIX, se ilustra de forma maravillosa la universalidad del idioma del cielo:
«Dos creyentes de diferentes países se conocieron en una conferencia y observaron cada uno en el otro evidencias inequívocas de su común fe. Se acercaron con las manos extendidas en señal de bienvenida, y, aunque totalmente incapaces de pronunciar una palabra en el idioma del otro, se comunicaron perfectamente cuando uno dijo, ¡Aleluya! y el otro respondió en el acto: “¡Amén!”»

Fuente: Time and Eternity, vol. 6 of the Doorway Papers, 1975.
[Originalmente Doorway Paper # 8 - Ottawa, Ontario 1961 / Rev. 1977] www.custance.org

 

11/11/16

LA TABLA DE VENUS MAYA

Un equipo de investigadores de la Universidad de Santa Bárbara en California (UCSB) ha hecho público que la Tabla de Venus del Códice de Dresde Maya, contiene datos astronómicos de tal precisión que no pueden ser considerados un mero apunte numerológico, sino que constituyen un gran descubrimiento matemático y astronómico con más de mil años de antigüedad.
"La tabla de Venus ha sido malentendida y muy poco apreciada. No hemos sabido ver que es todo un descubrimiento científico real, hecho por los mayas en una ciudad maya", ha declarado sobre el hallazgo Gerardo Aldana, profesor de antropología y autor del estudio "Descubriendo un descubrimiento", publicado el pasado 16 de agosto en Journal of Astronomy in Culture.

El Códice de Dresde fue comprado en 1739 por Johann Christian Götze, director de la Biblioteca Real de Dresde. Consta de 39 hojas escritas e ilustradas con una longitud total de 3,56 metros, y se encuentra expuesto en el Museo de la Biblioteca de Dresde, Alemania.
Junto al equipo de especialistas que ha analizado los jeroglíficos, Gerardo Aldana ha explicado que en la tabla se puede observar un avanzado calendario de Venus, probablemente desarrollado en la ciudad maya de Chichen Itzá durante el período clásico final de la cultura maya, entre los años 800 y 1.000 d.C.
Se desconoce quién fue el autor de tan avanzados cálculos matemáticos, pero por el contenido, se cree que fue un encargo de K'ak 'U Pakal K'awiil, una de las más prominentes figuras históricas de la ciudad, "estamos estudiando el trabajo de un individuo maya, y él o ella pudo ser un científico, un astrónomo".
Por su parte, el investigador Anthony F. Aveni escribía lo siguiente en su estudio de 1992 sobre la cultura maya:“El Códice de Dresde, uno de los cuatro documentos escritos mayas que sobrevivieron a la conquista, proporciona evidencias concretas del tema dominante de los ciclos en los calendarios mayas. Un repaso completo de la tabla de Venus resume perfectamente, las cifras exactas de los ciclos de Venus, Haab y Tzolkin; su disposición garantiza que la fecha de celebración del ascenso matinal helicoidal del planeta, tras la conjunción inferior, siempre será el día 1 Ahau”.

La tabla de Venus aparece en la página 24 del Códice, y en su prefacio se lee una corrección del ciclo de Venus, que es de 583,92 días, lo que lo hace irregular y provoca que con el tiempo, se vaya acumulando un error. Según ha señalado el equipo de Aldana, esta parte fue descubierta en la década de 1930, pero no fue interpretada como es debido. En las correcciones aplicaron "el mismo principio que se utiliza para los años bisiestos en el calendario gregoriano", destaca el nuevo estudio.
Uno de los jeroglíficos, que contiene el verbo k'al, fue interpretado dándole a este término el significado de "encerrar". Esto permitió descubrir que no se trataba de un mero cálculo numerológico, sino que además era aplicado a ciclos de un calendario más preciso, con los ajustes necesarios para incluir un registro histórico de eventos astronómicos, que les serviría para consultas futuras.
"Es exactamente lo que hicieron griegos y egipcios", señala Aldana, revelando además que en Honduras, en la ciudad maya de Copán, existe también un registro de Venus que se corresponde con las observaciones del códice de Dresde. Asimismo, en el calendario se trazaron ciertos eventos como actos rituales.
"Cuando uno lo observa como un registro histórico, cambia su interpretación. Fue todo un logro de la ciencia maya y no una rareza numerológica. Tal vez nunca se sepa exactamente quién hizo este descubrimiento, pero sí hay que redefinirlo como una obra histórica de la ciencia maya".

Por último, hay que recordar que el Códice de Dresde contiene también los ciclos de la Luna y los eclipses, y según indican en su estudio Harvey y Victoria Bricker, de la página 43b a la 45b aparecen escritos relacionados con el ciclo sinódico del planeta Marte. Por lo tanto, la tabla de Marte tampoco sería un simple calendario vinculado a la meteorología y la agricultura, un hecho que ya había señalado con anterioridad Eric S. Thompson en declaraciones que provocaron gran controversia y oposición en su momento.