27/8/17

CALENDARIO CELTA


Entre los celtas insulares el año estaba dividido mitad luz y mitad oscuridad. Al ver el día al comienzo del amanecer, el año se veía como el comienzo de la llegada de la oscuridad.
En su guerra de las Galias, Julio César dijo: Los celtas galos mantienen los cumpleaños y los comienzos de los años y meses en tal orden que el día sigue a la noche. Por la noche en vez de “al anochecer”, de modo que no sabemos cuanto difieren los galos de nuestro método de contar desde la medianoche. Los periodos más largos quedaron reconocidos en noches, como el término quincena.

Durante el siglo pasado la literatura ha dado la casi universal suposición de que Samhain era el Nuevo año celta, pero algunos historiadores han comenzado a cuestionar esta creencia. En su estudio del calendario folclórico de las islas británicas Stations of the Sun, el historiador británico Ronald Hutton escribe que no hay referencias más tempranas que las del siglo XVIII ni en registros cívicos, ni en iglesias que atestigüen este uso. Aunque sería correcto referirse a Samhain como El fín del verano, este punto de descenso hacía la oscuridad del año necesitaría mejor prueba que citar este final como si fuese un comienzo. Tanto si los antiguos celtas vieron a Samhain como el comienzo del año, o tan solo como un punto de turno entre otros en el ciclo de las estaciones, Samhain sigue siendo recordado como el Nuevo año celta por las culturas celtas vivientes, ambas en las Naciones celtas y la Diáspora. De momento, los calendarios contemporáneos producidos por la organización política la Liga celta comienzan y terminan en Samhain.

En Europa y en las naciones celtas pueden encontrarse antiguos monumentos neolíticos de piedra, equinoccios lunares y fenómenos alineados a los solsticios de invierno y verano con concentraciones particulares en Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. El más famoso de todos estos es Stonehenge en la llanura de Salisbury, o Maeshowe en Orkney, Navetas en Knowth y en Newgrange en el valle irlandés Boyne. Aunque la creencia popular tiene estos lugares por celtas, la mayoría de ellos son de origen precelta.

La rueda del año es un calendario usado en la Wicca y otras religiones neopaganas para marcar y celebrar el ciclo de las estaciones. Este ciclo consiste de ocho festivales llamados sabbats o aquelarres. Según el paganismo, la rueda del año se refleja en nuestras vidas: nacimiento, crecimiento, declinación y muerte.
En la religión wicca y otras religiones paganas de la naturaleza los procesos naturales son vistos como un ciclo continuo. El paso del tiempo es también visto como cíclico y es representado por una rueda o un círculo. La evolución de nacimiento, vida, declinación y muerte, como se experimenta en la vida humana, se repite en la progresión de las estaciones.
Los wiccanos usan la vida, muerte y renacimiento del Dios y la fertilidad de la Diosa para explicar la evolución de las estaciones y la rueda del año.
Los wiccanos y seguidores de otras religiones neopaganas observan ocho festivales anuales usualmente llamados "sabbats" o aquelarres. Cuatro de estas celebraciones caen en los solsticios y los equinoccios y son conocidos como sabbats menores; los otros cuatro caen (aproximadamente) a medio camino entre los primeros cuatro y son llamados sabbats mayores. Los sabbats menores están basados en términos generales en antiguos festivales germánicos, los llamados sabbats mayores son inspirados en festivales gaélicos. Sin embargo, las interpretaciones modernas varían y algunos grupos wiccanos pueden celebrar y conceptualizar estos festivales de diferentes maneras, son fiestas de la Luna que pueden celebrarse en Luna nueva o llena.

Las festividades de la Rueda del Año toman sus nombres de festivales religiosos célticos y germánicos pre-cristianos. Sin embargo, existe una gran libertad en las formas y significados de los festivales, en parte a los elementos introducidos por la Wicca así como a otras influencias.
La similitud entre estos festivales generalmente termina con el nombre en común. Estos festivales que comienzan la noche anterior de la festividad pueden verse todavía en las celebraciones y prácticas folclóricas de los galos, como las tradiciones de Oíche Shamhna (Noche de Samhain) entre los irlandeses y Oidhche Shamhna entre los escoceses.

  • Samhain (Última Cosecha, Noche Ancestral, Fiesta de los Muertos, Halloween) - 31 de octubre (1 de mayo en el hemisferio sur).
  • Yule (Alban Arthan, Solsticio de Invierno) - 21 de diciembre (21 de junio en el hemisferio sur).
  • Imbolc (Día de Brígida, Candelaria) - 1 de febrero (1 de agosto en el hemisferio sur).
  • Ostara (Albar Eilir, Equinoccio de Primavera, Festival de los Árboles) - 21 de marzo (21 de septiembre en el hemisferio sur).
  • Beltane (Día de Mayo) - 1 de mayo (31 de octubre en el hemisferio sur).
  • Litha o Midsummer  (Alban Heruin, Coamhain, Solsticio de Verano) - 21 de junio (21 de diciembre en el hemisferio sur).
  • Lughnasadh (Lammas, Primera Cosecha, Festival de las Primeras Frutas) - 1 de agosto (1 de febrero en el hemisferio sur).
  • Mabon (Alban Elfed,Herfest, Segunda Cosecha, Equinoccio de Otoño) - 21 de septiembre (21 de marzo en el hemisferio sur).

Entre los wiccanos, la narración más común de la Rueda del Año es la dualidad del Dios y la Diosa. En este ciclo, Dios nace de la Diosa en Yule, crece en poder en el equinoccio de primavera y la Diosa regresa a su aspecto de Doncella. En Beltane, el Dios corteja y fecunda a la Diosa. En Lughnassadh, el Dios comienza a menguar su poder e influencia y muere o entra al inframundo en Samhain para renacer nuevamente de la Diosa en Yule la cual ya ha pasado de su aspecto de madre a anciana. Esta narración es equiparable a muchas narraciones de pueblos antiguos en las que se explica el proceso interminable de las estaciones. El Dios está aquí representado por el Sol y la Diosa por la Tierra.

Otra narración "solar" es la del "Oak King" y la del "Holly King", uno rigiendo el invierno y el otro el verano. En el solsticio de verano el "Oak king" (Rey Roble) está en el punto máximo de su fuerza, mientras el "Holly King" (Rey Acebo) está en el punto más frágil. El Rey Acebo comienza a ganar poder en el equinoccio de otoño adquiriendo su máximo poder durante el solsticio de invierno (Yule).

Fuente: Wikipedia

13/8/17

CELTÍBEROS (Religión)

Las fuentes son muy escasas al ofrecernos datos sobre la región de los celtíberos y pueblos vecinos; algo se puede conocer en ellas, como es la existencia de sacrificios colectivos.

En el año 145 a.C. Viriato cayó sobre los habitantes de Segobriga, cuando hacía uno de estos sacrificios colectivos: 
Viriathus, cum tridui iter discendens, conjecisset, idem illud uno die remensus securos Segobrigenses et sacrificio cum maxime occupatos oppresit (Front. III, 11, 4). Se ignora el rito y la particularidad de estos sacrificios. Posiblemente estos sacrificios colectivos iban precedidos de comidas.
Floro (1, 34, 12) escribe de los numantinos: compulsi primum ut destinada morte in proelium ruerent, cum, se prius epulis quasi inferis impleuissent carnis semicrudae et caeliae.
En un fragmento pintado de cerámica recogida en Numancia se representa una escena de sacrificio. Aparece un varón, cubierta la cabeza con alto peinado cónico, que sostiene en su mano izquierda una figura de barro, que puede ser la imagen de algún dios, mientras dirige su derecha al altar, sobre el que hay unas aves, a las que una segunda persona acerca un cuchillo.

Del hecho de que las fuentes literarias que narran la guerra de Numancia nunca mencionen sacerdotes parece deducirse que los celtíberos son como los germanos descritos por César, de los que escribió el dictador (BG VI, 21); neque druides habent qui rebus diuinis praesint. Sin embargo Tácito (Germ. X-XI, XL, XLIII) menciona los sacerdotes en Germania. No se conocen entre los celtíberos la existencia de grandes templos ni de imágenes. B. Taracena, que también conocía esta región, tan sólo menciona un posible templo en Termancia a Mercurio. Los bosques, como entre los germanos (Tac. Germ. IX), eran sin duda los lugares de culto.

Cicerón (de nat. deorum 1, 84) habla de un dios hispano equivalente a Vulcano; el orador latino no puntualiza, pero tenía que ser venerado entre los pueblos dados a la forja del metal, como los celtíberos (Phil. Mech. Synt., IV-V; Suid. machaira; Diod. V, 33, 3-4; Liv. VII. 10, 5; XXX 1, 34, 4; Pol. fragm. 95; Gel. NA IX, 13, 14): at primum quot hominum lingua tot nomina deorum; non enim ut Uellius quocumque ueneris sic idem, in Italia Volcanus idem in Africa, idem in Hispania.

En Celtiberia, como entre los galos (Ael. Lampr. Alex. Seu. LX, 6; Fl. Vop. Aurel XLIV, 4-5; Car. XIV-XV), germanos (Tac. Germ. VIII) y cimbrios (Str. 7, 2, 2), vaticinaban las mujeres, al igual que los hombres, como se desprende de un pasaje de la vida de Galba, de Suetonio (Galba IX, 2): nam et mandata Neronis de nece sua ad procuratores clam missa deprehenderat et confirmabatur cum secundissimis auspicis et omnibus, tum uirginis honestae uaticinatione, tanto magis, quod eadem illa carmina sacerdos Iouis Cluniae ex penetrali somnio monitus eruerat ante ducentos annos similiter a fatidica puella pronunciata quorum carminum sententia erat, oriturum quandoque ex Hispania principem dominumque rerum.

En Numancia existió también un culto al toro, como lo demuestran las pinturas en que este animal va lleno de signos astrales, las figuras sobre la cerámica catalogadas por R. de Apraiz, con danzas rituales vinculadas a su culto, también representadas dos veces en dos fragmentos de cerámica numantina, en los que un hombre corre con cuernos enfundados en los brazos. Se trata de un culto muy propio de poblaciones ganaderas, como los celtíberos. Signos astrales hay representados frecuentemente en la cerámica de Numancia, pero no se puede afirmar que existiera un dios de carácter astral.

Los celtíberos llevaron su religión a la región comprendida entre los ríos Guadalquivir y Guadiana según Plinio (NH III, 13), que toma la noticia de Varrón: celticos a celtiberis ex Lusitania aduenisse manifestum est sacris, lingua, oppidorum uocabulis, quae cognominibus in Baetica distinguntur. La confirmación arqueológica de esta frase son las excavaciones de A. Blanco en Riotinto.
Entre los vacceos la divinidad principal era la Luna, como entre los Germanos (Caes. BG VI, 21, 1) y en el Lacio (Ovid. Fast. III, 883; Caer. Praen. CIL I, 2, 212, 234, 314; Varr. De IL. V, 68; Hor. Carm. IV, 6, 38; Macr. Saturn. III, 8, 3), como se desprende de la narración de Apiano (Ib. 82), que cuenta que en el año 136 a.C. E. Lépido sitió la ciudad de Palantia, de la que los romanos se retiraron por falta de víveres, cuando los habitantes de Palantia supieron la fuga les atacaron, y sólo por un eclipse de luna que les pareció prohibición de su dios (la luna), logró salvarse el ejército romano. 
La luna era también venerada en Galicia (Ptol. II, 5, 3) 27.

Fuente: La religión de los Celtíberos - Jose María Blázquez Martínez

7/8/17

DIOSA NIKE

Según Hesíodo, el autor de la Teogonía (libro sobre el origen de los dioses), Niké pertenecía a la generación de los primeros dioses, los que aparecieron después del Caos original.

Niké nació de la unión del Titán Palas con la Ninfa Estige, quien era a su vez hija del Érebo y la Noche. Otros hijos de Palas y Estige, hermanos de Niké, fueron Cratos (el poder), Zelo (la pasión por la posesión y la emulación) y Bía (la fuerza y la violencia).

En la Gigantomaquia, la guerra de los gigantes contra los dioses del Olimpo, Niké se puso del lado de los olímpicos y gracias a ella obtuvieron la victoria. Por eso Zeus la gratificó con un especial reconocimiento y mandó que fuera consagrada como la divinidad que preside la victoria decisiva de los dioses y los mortales.
No se conocen historias, aventuras o leyendas particulares en las que Niké haya tenido participación o fuese su protagonista, como ser divino que era. Al parecer era una deidad más bien alegórica, simbólica. En algunos lugares se la asociaba o se la confundía con Atenea, la hija de Zeus que representaba la sabiduría porque nació de la cabeza de su padre, pero también era una insigne guerrera. Precisamente en la guerra de Troya, Atenea luchó al lado de los griegos, los inspiró en las grandes batallas y los condujo a la victoria en la más gloriosa y épica de todas las contiendas bélicas.

En su templo en la Acrópolis de Atenas, Niké suele aparecer representada con alas y portando una palma o una guirnalda de laurel. Representaciones conocidas de Niké son la llamada Victoria de Samotracia (actualmente en el museo del Louvre) y la pequeña estatua en la mano del Zeus de Olimpia.
El culto a Niké fue llevado por los griegos a la península itálica y se convirtió en una de las más importantes diosas de Roma, con el nombre de Victoria. Tan importante era la diosa Victoria para los romanos, por su temple guerrero y su ímpetu de expansión y dominación imperial, que la colocaban al lado de Júpiter, el dios supremo, y de Marte, el dios de la guerra que los griegos llamaban Ares.
En el comienzo de la antigua civilización, cultura y religión romana, a la diosa Victoria le rendían culto solo los ejércitos, los soldados, las personas que hacían la guerra y eran los más necesitados de vencer a los enemigos. Después, los propios emperadores asumieron la responsabilidad del culto a la diosa Victoria, por todo lo que ella representaba, y le construyeron uno de los más importantes templos de Roma, en el Palatino, la colina sagrada donde se encontraba la famosa cueva llamada Lupercal, porque había sido la guarida de la loba Luperca que amamantó cuando eran niños a Rómulo y Remo, los legendarios fundadores de Roma.

Tanto los griegos como los romanos imaginaban a Niké o Victoria como una hermosa mujer alada, pues pensaban que ella corría y volaba a una velocidad increíble para llevar el triunfo a los contendientes, cuando así lo quería, o para alejarlo cuando también así lo determinaba.
"Niké" también era el grito de victoria en Grecia, como ocurrió tras la batalla de Maratón, donde los atenienses después de vencer a los persas, enviaron a uno de sus soldados para dar aviso en la ciudad sobre el triunfo, quien antes de desplomarse gritó Niké !!
Desde los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1.928 hasta nuestros días, en la parte anversa de las medallas olímpicas aparece la figura de Niké con una corona de laurel, lo que impulsó a un empresario a nombrar así a su empresa de material deportivo (Nike), cuyo logotipo es un ala de la diosa.