29/9/13

PÚLSARES METAMÓRFICOS


Los púlsares representan una de las últimas fases de la vida que puede experimentar una estrella. Sin embargo, durante esta fase de vejez, los púlsares también están sujetos a su propia evolución, según acaba de demostrar una investigación liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Sus observaciones, publicadas esta semana en la revista Nature, han registrado la metamorfosis de una de estas estrellas de neutrones desde radio púlsar a púlsar de rayos X y, nuevamente, a radio púlsar. Este último cambio tuvo lugar en aproximadamente dos semanas.

Se trata de la estrella de neutrones IGR J18245-2452, situada a 18.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario. En abril de 2013, el equipo de investigación observó que este objeto se comportaba como un púlsar de rayos X y, al compararlo con los catálogos estelares, descubrió que dicho púlsar había sido previamente caracterizado como un radio púlsar. No obstante, poco más de dos semanas después, el objeto volvía a comportarse según su clasificación original al volver a emitir ondas de radio. Para Scott Ransom, astrónomo del National Radio Astronomy Observatory (NRAO) in Charlottesville, lo que estamos viendo es el equivalente cósmico al doctor Jekyll y Mr. Hyde, con la habilidad de cambiar de una forma a otra a gran velociedad».

El investigador del Instituto de Ciencias del Espacio Alessandro Papitto, que ha dirigido la investigación, afirma que esta es la primera vez que se observa a un mismo púlsar experimentar dos fases distintas de emisión y, por tanto, supone el hallazgo “del eslabón perdido de las estrellas de neutrones”.

Actualmente, la mayoría de los púlsares se clasifican en dos grupos en función de su comportamiento y del tipo de radiación periódica que emiten, la cual puede ser de radio o de rayos X. Los púlsares de rayos X pertenecen a sistemas binarios en los que la estrella que les acompaña vierte materia sobre ellos, lo que acelera su período de rotación y provoca su emisión de rayos X. Por su parte, los radio púlsares emiten radiación, debido a la rotación de su campo magnético.

Papitto explica que “al principio de la década de los años ochenta se descubrió el primer radio púlsar con un período de rotación de milisegundos”. Se trataba de la velocidad de rotación más alta observable en la superficie de una estrella.
El investigador del CSIC cuenta que “este descubrimiento dio lugar a la incógnita de cómo esos objetos podían alcanzar dichos periodos de rotación tan veloces, dado que en ellos siempre se había observado una tendencia a la deceleración”. Se propuso entonces que tales púlsares hubieran sido acelerados por la caída de materia durante una fase previa como púlsares de rayos X, y que se tratase, por tanto, de un proceso evolutivo.
Dicha incógnita ha sido resuelta gracias a este púlsar metamórfico. Para Papitto también resulta “muy significativo que se haya demostrado que la transición entre ambas fases del púlsar no ocurra únicamente una vez a lo largo de miles de millones de años”. Al contrario, su trabajo demuestra que “existe una fase intermedia en el que los púlsares pueden cambiar de un estado a otro en repetidas ocasiones y en escalas de tiempo muchísimo más cortas de lo que se creía hasta ahora”.


+INFO:http://www.abc.es/ciencia/20130815/abci-descubren-pulsar-pistas-agujero-201308142040.html

27/9/13

NEBULOSA DEL CANGREJO

Messier 1

La Nebulosa del Cangrejo, es un resto de supernova de tipo plerión resultante de la explosión de una supernova, vista por primera vez en el año 1054.
La nebulosa fue observada en el año 1731 por John Bevis. Es el resto de una supernova que fue observada y documentada, como una estrella visible a la luz del día, por astrónomos chinos y árabes el 5 de julio del año 1054. La explosión se mantuvo visible durante 22 meses.
Con este objeto, Charles Messier comenzó su catálogo de objetos no cometarios. Situado a una distancia de aproximadamente 6.300 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro, la nebulosa tiene un diámetro de 6 años luz y su velocidad de expansión es de 1.500 kms.

El centro de la nebulosa contiene un púlsar, denominado PSR0531+121, que gira sobre sí mismo a 30 revoluciones por segundo, emitiendo también pulsos de radiación que van desde los rayos gamma a las ondas de radio. El descubrimiento de la nebulosa produjo la primera evidencia que concluye que las explosiones de supernova producen pulsares.
La nebulosa sirve como una fuente de radiación útil para estudiar cuerpos celestes que la ocultan. En las décadas de 1950 y 1960, la corona solar fue cartografiada gracias a la observación de las ondas de radio producidas por la Nebulosa del Cangrejo que pasaban a través del Sol. Más recientemente, el espesor de la atmósfera de Titán, satélite de Saturno, fue medido conforme bloqueaba los rayos X producidos por la nebulosa.

Fuente: NASA

26/9/13

ELECTRONES ULTRA RELATIVISTAS

En 1958, los científicos descubrieron que la Tierra está rodeada por dos anillos en forma de rosquilla, denominados cinturones de Van Allen, formados por las partículas cargadas (electrones y protones) capturadas por la magnetosfera terrestre. Sin embargo, a principios de septiembre de 2012, ocurrió algo completamente inesperado. Alrededor de nuestro planeta, a apenas unos miles de kilómetros sobre nuestras cabezas,  se formó un nuevo anillo de radiación  que persistió durante cuatro semanas para después desaparecer tan misteriosamente como llegó. Nunca antes se había visto algo así.

El fenómeno fue detectado por dos satélites gemelos de la NASA llamados RBSP (Radiaton Belt Storm Probes) lanzados el 30 de agosto de 2012 para estudiar esos cinturones. Los primeros días solo se observaron dos cinturones, como era de esperar, pero el 2 de Septiembre apareció una banda angosta entre los anillos interior y exterior. El 1 de octubre ya no había ni rastro. La extraña aparición dejó estupefactos a los investigadores, incapaces de darle una explicación.
Ahora, científicos espaciales de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) creen conocer su origen y características. Según explican en la revista  Nature Physics, el tercer cinturón está compuesto de unas partículas extremadamente energéticas, que se rigen por procesos físicos muy diferentes a los de los otros dos anillos, dice Yuri Shprits, geofísico investigador del Departamento de Tierra y Ciencias del Espacio e UCLA y director del estudio.

Estos electrones, llamados ultra relativistas, serían especialmente peligrosos, ya que pueden atravesar la protección de los satélites más avanzados y valiosos que hemos enviado al espacio. Esto se debe a que se mueven «muy cerca de la velocidad de la luz y la energía de su movimiento es varias veces mayor que la energía contenida en su masa cuando están en reposo», subraya el investigador Adam Kellerman sobre estas partículas.
La región que ocupan los cinturones, que van desde unos 1.000 a 50.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, está llena de electrones tan energéticos que se mueven cerca de la velocidad de la luz.
Shprits y su equipo encontraron que el 1 de Septiembre de 2012, las ondas de plasma producidas por iones que normalmente no afectan a electrones energéticos sacaron repentinamente electrones ultra relativistas casi hasta el borde interior del cinturón exterior. «Sólo un estrecho anillo de electrones ultra relativistas sobrevivió a la tormenta. Este remanente formó el tercer anillo».

Después de la tormenta, una burbuja de plasma frío se expandió alrededor de la Tierra que protegió a las partículas en ese estrecho anillo de las ondas de iones, permitiendo al anillo persistir. El equipo de Shprits también encontró que las pulsaciones electromagnéticas de muy baja frecuencia que se creían que eran dominantes en la aceleración y la pérdida de electrones del cinturón de radiación no influyeron en los ultrarelativistas.

«Los cinturones de radiación de Van Allen ya no pueden ser considerados como una masa coherente de electrones. Se comportan de acuerdo con sus energías y reaccionan de diversas maneras a las perturbaciones en el espacio», argumenta Shprits. «Creo que, con este estudio, hemos descubierto la punta del iceberg. Todavía tenemos que comprender cómo se aceleran los electrones, dónde se originan y cómo cambia la dinámica de los cinturones en diferentes tormentas».

24/9/13

SUPERFLORACIÓN EN EL ÁRTICO

Científicos patrocinados por la NASA descubrieron un dramático cambio en el Ártico al encontrarse con una superpoblación de plantas marinas microscópicas, los fitoplancton, donde menos lo esperaban.
Ellos calificaron el hecho de ser “ tan inesperado como encontrar un bosque en medio de un desierto”, según el reporte publicado por la NASA.
El grupo ICESCAPE, o Impacto del Cambio Climático sobre los ecosistemas y Química del Medio Ambiente Ártico del Pacífico, descubrió este insólito hecho al explorar los efectos del cambio ambiental en la biología marina, la ecología y la biogeoquímica en los mares a lo largo de las costas oeste y norte de Alaska en los mares de Beaufort y Chukchi.

Perforando a través de tres pies (91 cm.) de espesor del hielo marino, encontraron aguas ricas en plantas marinas microscópicas, esenciales para la cadena de vida del mar, pero con cantidades superiores a cualquier otra región del océano en la Tierra.
Se descubrieron vastas zonas con fitoplancton, que normalmente crece en el Océano Ártico cuando se produce el deshielo del verano, sin embargo, el adelgazamiento del hielo está permitiendo el paso de luz en zonas oscuras y la aparición de flores en el mar, advierte ICESCAPE.
“Si alguien me hubiera preguntado antes de la expedición que bajo el hielo hay flores, yo les habría dicho que era imposible”, dijo Kevin Arrigo de la Universidad de Stanford, California, líder de la misión ICESCAPE y autor principal del nuevo estudio.

Este descubrimiento fue una completa sorpresa. Los asombrados científicos vieron además durante el viaje de junio 2011, que la multiplicación de estas plantas microscópicas es muy activa, duplicando la cantidad más de una vez al día. En el reporte publicado  ellos estiman que algunas zonas tendrían unas 10 veces más fitoplancton que en cualquier parte de la Tierra.

El estudio explica que anteriormente se pensaba que la gruesa capa de hielo Ártico impedía el crecimiento de estas plantas. Sin embargo en las últimas décadas el hielo se adelgazó y se están formando lagunas mientras se va derritiendo. En estos estanques naturales grandes cantidades luz pasan a través del hielo restante, informa el científico Donald Perovich, geofísico del Ejército de Estados Unidos.
Los investigadores verificaron incluso que las sorpresivas floraciones no provienen del mar abierto sino que crecen en el lugar y se están desarrollando realmente bajo la delgada capa de hielo.

Estos microorganismos son devoradores del CO2 por lo que la NASA explica que si transforman en algo común deberán revaluar estos efectos en el cambio climático. Además como pertenecen a la cadena alimentaria, deben ser devorados por peces pequeños, y éstos, por peces más grandes.
La NASA señala que desconocen aún es si este fenómeno ya había sucedido antes y no se habían dado cuenta.
“El hallazgo revela una nueva consecuencia del calentamiento del clima del Ártico y proporciona una clave importante para comprender el impacto del cambio climático y el medio ambiente en el Océano Ártico y su ecología”, informa la NASA.

Fuente:http://www.lagranepoca.com/24590-cientificos-nasa-asombrados-super-floracion-artico

22/9/13

METEORITOS EN EGIPTO

Científicos británicos descubren que unas piezas de joyería del Antiguo Egipto de más de 5.000 años de antigüedad, están hechas con materiales de origen extraterrestre.

Al estudiar los objetos encontrados cerca de la localidad de Gerza en Egipto, con la ayuda de un microscopio electrónico de barrido y un tomógrafo computarizado, los especialistas concluyeron que estos contienen elementos meteóricos.

Según el estudio, publicado en la revista 'Meteoritics & Planetary Science', en las joyas hallaron hasta un 30% de níquel, típico elemento que conforma los  meteoritos metálicos. 

Asimismo, los objetos contaban con la estructura de Widmanstatten, una estructura específica que normalmente se forma por un enfriamiento muy lento en ciertos tipos de objetos espaciales. 

Los científicos explicaron que los nueve collares de metal que están siendo objeto de estudio pertenecen a la cultura de Naqada II, un periodo predinástico egipcio, conocido también como Gerzeense. Esta cultura existía en el cuarto milenio a. C.  A pesar de que la primera información acerca del uso de hierro en la región data del siglo VII a. C., artefactos metálicos más antiguos se encuentran en Egipto. Los resultados del estudio sugieren que otros artículos similares de aquella época también podrían haber sido fabricados con material procedente de los meteoritos.

9/9/13

COSMONAUTAS ANTIGUOS

Interesante documental en donde se intenta dar respuesta a la cuestión de los "Astronautas Antiguos", con textos históricos, datos arqueológicos y leyendas que contienen pruebas del contacto entre los humanos y extraterrestres en el pasado.
http://www.youtube.com/watch?v=NxmQstH6iqM

7/9/13

VIENTO INTERESTELAR

El viento interestelar ha cambiado su dirección en los últimos 40 años.

Igual que el viento ajusta su curso en medio de una tormenta, los científicos han descubierto que el flujo de partículas en el sistema solar proveniente del espacio interestelar es muy probable que haya cambiado de dirección en los últimos 40 años. Tal información puede ayudarnos a mapear nuestro lugar dentro de la galaxia que nos rodea, y ayudarnos a entender nuestro lugar en el espacio.

El resultado, basado en datos tomados durante 4 décadas de 11 naves diferentes, fue publicado en Science de 5 de Septiembre de 2013.

Vestigios del viento interestelar fluyendo en lo que llamamos heliosfera – la vasta burbuja que llenada por el constante flujo de partículas del propio solar, el viento solar – es una de las vías por las que los científicos pueden observar que yace justo fuera de nuestro propio hogar, en la nube galáctica a través de la que el sistema solar viaja. La heliosfera está situada cerca del límite de una nube interestelar y su velocidad relativa es de 50.000 millas por hora. Este movimiento crea un viento de átomos interestelares neutros que golpea la Tierra, de los cuales el Helio es el más fácil de medir.

“Dado que el Sol está moviéndose a través de esta nube, los átomos interestelares penetran en el Sistema Solar”, dijo Priscilla Frisch, una astrofísica en la Universidad de Chicago. y la autora líder del artículo. “Las partículas cargadas en el viento interestelar no llegan a alcanzar el sistema solar interno, pero muchos de estos átomos en el viento son neutros. Estos pueden penetrar muy cerca de la Tierra y pueden ser medidos”.

Frisch se intereso en este tema cuando los resultados en Enero de 2012 del Explorador del Límite Interestelar, o IBEX (Interstellar Boundary Explorer) de la NASA, mostraron que el viento interestelar estaba entrando en la heliosfera desde una dirección ligeramente diferente de la que estaba siendo observada por la misión de la NASA Ulysses en los años 90. Frisch y sus colegas salieron en busca de cuanta evidencia de tantas fuentes como pudieran obtener para determinar si bien el nuevo instrumento simplemente proveía datos más precisos, o realmente la dirección del viento solar cambió a lo largo de los años.

Los datos históricos más antiguos del viento interestelar provienen de los años 70 del U.S. Department of Defense's Space Test Program 72-1 y SOLRAD 11B, Mariner de la NASA y el Prognoz 6 soviético. Mientras los instrumentos han mejorado desde los años 70 comparando informaciones de varios grupos de observaciones ayudaron a los investigadores a ganar confianza en los resultados de datos anteriores. El equipo miró en otros siete grupos de datos incluyendo la información del Ulysses de 1990 a 2001, y datos más recientes del IBEX, además de otras cuatro misiones de la NASA: el Solar Terrestrial Relations Observatory o STEREO, el Advanced Composition Explorer, o ACE, el Extreme Ultraviolet Explorer, y el Mercury Surface, Space Enviroment, Geochemistry and Ranging Mission, o MESSENGER, actualmente en órbita alrededor de Mercurio. El onceavo grupo de observaciones viene de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa, Nuzomi.

“La dirección del viento obtenida de los datos más recientes no coinciden con la dirección obtenida de datos más antiguos, sugiriendo que el viento en si mismo ha cambiado durante este tiempo”, dijo Eric Christian, el científico de la misión IBEX en el Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt, Md. “Es un resultado intrigante, que se obtiene mirando en una serie de datos medidos en un puñado de vías diferentes”

Los diferentes conjuntos de observaciones se basaron en tres métodos diferentes para medir el viento interestelar entrante. IBEX y Ulysses directamente miden los átomos de helio neutro a medida que viajan dentro del sistema solar interno. Las medidas del IBEX se hacen cerca de la Tierra, mientras que Ulysses mide cerca de la órbita de Júpiter.

Las primeras mediciones en la década de 1970 observó la fluorescencia que se produce cuando la radiación ultravioleta extrema procedente del Sol dispersa fuera del viento de helio interestelar que pasa por el Sol. Los átomos de Helio neutros son atrapados por la gravedad del Sol, formando un cono. Dado que la radiación del sol rebota estos átomos, estos emiten luz. La medición de esta luz provee información acerca de la dirección de entrada del Helio.

La tercera técnica para medir el Helio del viento yace en el hecho de que después de esta interacción con la radiación solar, una fracción de los átomos de Helio neutro ganan un electrón, convirtiéndose en átomos cargados. Muchos instrumentos en el espacio están diseñados para estudiar partículas cargadas, con instrumentos tales como los de STEREO y ACE. Tales instrumentos pueden medir la dirección longitudinal de las partículas del viento, proveyendo un último grupo de observaciones históricas para completar la imagen.

Desde la perspectiva de la Tierra, el viento interestelar fluye desde un punto justo por encima de la constelación Escorpio. Resultado de 11 naves tomadas durante 40 años muestra que la dirección del viento cambió entre 4 y 9 grados desde los años 70.

Los datos de estas diversas fuentes muestran que la dirección del viento interestelar ha cambiado entre 4 y 9 grados en los últimos 40 años.

“Anteriormente pensamos que el viento interestelar local medio era muy constante, pero estos resultados muestran que es altamente dinámico, así como su interacción con la heliosfera.”, dijo David McComas, principal investigador del IBEX en el Southwest Research Institute en San Antonio, Texas.

Mientras que la razón y el tiempo exacto para el cambio no está claro, Frisch apunta que los científicos saben que nuestro sistema solar está cerca del límite de una nube interestelar. Tal área de la galaxia puede experimentar turbulencia, y a medida que nos lanzamos a través del espacio, la heliosfera podría estar expuesta a diferentes direcciones de viento. Mientras que los científicos no conocen aun con seguridad cómo ocurrió el cambio de dirección del viento, el equipo cree que observaciones adicionales pueden, finalmente, explicar su causa, dándonos aun más información sobre la galaxia que nos rodea.

Fuente: NASA IBEX