27/2/17

GONDWANA


Hace 477 millones de años, lo que hoy es el norte de la Península Ibérica sufrió una gigantesca erupción volcánica, que cubrió completamente de cenizas una superficie de por lo menos 15.000 Kms. cuadrados (equivalente a la provincia de León) y que lanzó a la atmósfera más de 80.000 millones de toneladas de rocas y escombros. Se ha calculado que el volumen de cenizas causadas por este evento catastrófico alcanzó un volumen de 60 Kms. cúbicos.
Tuvo lugar en una época en que el suelo que pisamos se encontraba muy lejos de donde está ahora, cerca del polo Sur, en una zona costera de un supercontinente, hoy desaparecido, llamado Gondwana.

El trabajo ha sido dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad de Salamanca y se ha publicado en la revista Tectonophysics.

Por su tamaño, la erupción estaría dentro de la categoría de "colosales", y alcanzaría un 6 en el Índice de Explosividad Volcánica (VEI) que manejan los expertos y que va del 1 al 8.
En esta clasificación, según publica José Pichel en la página web de la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (Dicyt), cada valor supone que la erupción es diez veces más violenta que en el valor inferior. Por ejemplo la del Vesubio que acabó con Pompeya tiene un VEI de 5 y expulsó de 1 a 3 Kms. cúbicos de materiales a la atmósfera; y la del volcán Pinatubo (Filipinas), en 1991, un VEI 6 con más de 10 Kms. En estos casos, las capas de ceniza se extienden por centenares o miles de kilómetros.

Esta erupción podría haber sido incluso peor. Se han hallado en la cordillera Cantábrica rocas muy alejadas y que también podrían corresponder al mismo evento. Si se confirmara este extremo, la erupción podría haber sido aún mucho mayor, con un índice VEI 7 y entrar, por lo tanto, en el tipo de erupciones "mega-colosales", con un volumen de cenizas de 600 Kms. cúbicos y una emisión de 900.000 millones de toneladas de rocas y lava.
Un evento así habría alterado por completo todo el norte de la península, desde Galicia hasta Aragón. Algunos investigadores van incluso más allá y sostienen que la erupción podría haber alcanzado una magnitud VEI 8 y entrar en la categoría de "supervolcánicas apocalípticas".
Para llegar a estas conclusiones, Gabriel Gutiérrez Alonso, Fernando Corfu, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Javier Fernández Suárez y Enrique Bernardez, analizaron muestras de rocas de Asturias y León.

A pesar de su extremada violencia, y de que la nube de cenizas debió permanecer en la atmósfera durante muchos años, esta super erupción volcánica no afectó, como han hecho otras, a la vida en nuestro planeta. Y es que cuando se produjo, hace 477 millones de años, la vida en la Tierra se limitaba a los océanos y no se había establecido aún en tierra firme. Lo cual no quita que, probablemente, la vida submarina de toda la región quedara aniquilada por el evento, uno de los más violentos y destructivos de los que se ha tenido noticia hasta ahora.


25/2/17

LAS TABILLAS DE CRISTO


En 2008 un beduino encontró en una cueva en Jordania un conjunto de 70 tablillas de metal unidas como una carpeta de anillas, en páginas no mucho más grandes que una tarjeta de crédito, había imágenes, símbolos y palabras que parecen referirse a Cristo, sus discípulos, a la crucifixión y la resurrección. Pertenecían con toda probabilidad a cristianos que huyeron tras la caída de Jerusalén en el 70 d.C. Su contenido generó una gran polémica en 2011 cuando las tablillas vieron la luz por primera vez.

Jennifer y David Elkington, obtuvieron permiso del Departamento de Antigüedades con sede en Amman para analizar las tablillas y descubrieron que en el texto se dice que Jesús estaba recuperando una antigua tradición de la época del rey David, y no creando una nueva religión.

Muchos especialistas creyeron que estos documentos debían ser falsos hasta que los profesores Roger Webb y Chris Jeynes del Laboratorio Nodus del Centro Ion Beam de la Universidad de Surrey han analizado recientemente una de las tablillas de plomo, confirmando que es compatible con una muestra comparativa de antiguo plomo romano procedente de unas excavaciones realizadas en Dorset del siglo I.

El portal Ancient Origens precisa que cuando los investigadores analizaron el texto, descubrieron que la lengua utilizada en los escritos es paleohebreo. Sin embargo, como bien apunta el profesor Roger Webb, “Si el plomo es antiguo, la escritura es antigua. Pero no hay garantías de que lo que está escrito en ellas sea cierto.”

En la Biblia se refiere a Jesús como un “tekton” que se traduce generalmente como carpintero, pero en realidad significa un artesano experto y podría referirse a la habilidad de producir este tipo de trabajos en metal. Y la precisión es importante porque en opinión de Margaret Barker, antigua presidenta de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento, confirmó que en la Biblia se menciona un libro sellado.

Las tablillas de metal presentan numerosas estrellas de ocho puntas y mencionan los nombres de los apóstoles Pedro, Juan y Santiago, además de a Jesucristo.
Hay una cruz en primer plano, y detrás de ella lo que parece ser la tumba (de Jesús), un pequeño edificio con una abertura, y detrás los muros de la ciudad. También hay paredes representadas en otras páginas de estos libros y casi con toda seguridad se refieren a Jerusalén. Se trata de una crucifixión cristiana que tiene lugar fuera de las murallas de la ciudad.
De confirmarse la antigüedad de los documentos estaríamos frente a un hallazgo revolucionario.


20/2/17

EL MECANISMO DE ANTIKYTHERA

Tras diez años de trabajo para descifrar las inscripciones del antiguo "mecanismo de Antikythera", el Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en Nueva York ha revelado que entre sus utilidades, sirvió para hacer predicciones astrológicas.

En 1900 el buceador Elías Stadiatos se sumergía en la costa sudeste de Grecia, muy cerca de la minúscula isla de Antikythera, para conseguir esponjas, y a 40 metros de la superficie descubrió unas estatuas de bronce. Cuando el capitán Kondos ordenó a sus hombres que exploraran detenidamente la zona, se supo que las estatuas de bronce iban a bordo de un pecio romano hundido en el mar Egeo en el año 80 a.C., joyas, muebles, ánforas de vino… Un auténtico tesoro. Pero el artefacto más valioso del cargamento pasó entonces inadvertido. Se trataba de una caja de madera carcomida, de 32 cm. de largo, 16 de ancho y 10 de alto que, debido a las precarias condiciones, se deshizo en pedazos al llegar a la superficie. Esta circunstancia, permitió que quedaran expuestos algunos engranajes que habían en su interior y el artefacto pasó a ser conocido como el mecanismo de Antikythera.

Tras años condenado al ostracismo, el mecanismo de Antikythera ha sido objeto de diversos estudios. Hasta ahora se habían centrado en los engranajes similares a los de un reloj de repisa de chimenea. Pero, en lugar de horas y minutos, los punteros en el disco delantero seguían los movimientos del Sol, la Luna y los planetas. Dos diales en espiral en la parte de atrás funcionaban como un calendario y para la predicción de eclipses. El autor principal Alexander Jones, del Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en Nueva York, estima que el mecanismo original contó probablemente con hasta 20.000 caracteres.

Según informa Smithsonianmag.com, las letras son muy pequeñas, algunas de menos de un milímetro y oculta bajo la superficie de los fragmentos oxidados. Jones y sus colegas utilizaron la tomografía computarizada para revelar nuevas secciones de texto y actualizar las lecturas anteriores.
Texto por encima y por debajo de los diales describen las salidas y puestas de constelaciones estelares en varias fechas durante todo el año. Jones muestra que este calendario estelar o "parapegma," fue más extenso de lo pensado, enumerando al menos 42 eventos, incluyendo solsticios y equinoccios solares.

Los investigadores utilizaron los nuevos datos para estimar con precisión más probable la ubicación del astrónomo que compiló el parapegma. Coinciden con una latitud de alrededor de 35 grados. Esto descarta Egipto o el norte de Grecia, y que el objetivo perfecto era la isla griega de Rodas. También consideran que personas diferentes realizaron los grabados, lo que sugiere que el dispositivo se realizó en el contexto de un taller o negocio familiar, no por un solo mecánico.

Jones cree que tales predicciones no tienen ninguna base astronómica. Opinan que estas características tenían un propósito de anticiparse al futuro, así como "una astrología a gran escala". Los griegos heredaron esta creencia de los babilonios, cuyos sacerdotes eran astrónomos obsesionados con ver los cielos en busca de malos augurios.