29/12/15

EL SOL MÍSTICO DE MEDIANOCHE

El Sol ha sido adorado exotéricamente como el dador de la vida desde tiempo inmemorial, debido a que la multitud fue incapaz de mirar más allá del símbolo material de esta gran verdad espiritual.

Pero además de aquellos que adoraron la órbita celestial que es vista con el ojo físico, ha habido siempre en creciente minoría, un sacerdocio consagrado por convencimientos más que por ritos, quienes vieron y ven las verdades espirituales eternas entre las formas temporales y pasajeras; quienes envolvieron estas verdades en atavíos cambiantes de ceremonial, con arreglo a las épocas y a los pueblos a quienes fueron dadas originalmente. Para ello la estrella legendaria de Belén brilla cada año como un Sol Místico de Medianoche, el cual penetra en nuestro planeta durante el solsticio de invierno y entonces comienza a irradiar desde el centro de nuestro globo Vida, Luz y Amor, los tres atributos divinos. Estos rayos de esplendor y fuerza espiritual llenan nuestro globo con una luz suprema que circunda a cada uno de los seres de la Tierra desde el más pequeño al más grande, sin ninguna exclusión.

Pero no todos pueden participar de esta maravillosa dádiva en el mismo grado; algunos consiguen más y otros menos y algunos parece que no tienen participación en la gran oferta de amor que nuestro Padre ha preparado para nosotros en Su Hijo Unigénito, debido a que éstos no han desarrollado aún el magneto espiritual, el Niño Cristo interno, que únicamente nos puede guiar a nosotros hacia el Sendero, la Verdad y la Vida.
¿De qué aprovechará que el Sol brille si yo no tengo ojos para verlo?
¿Cómo podré yo conocer que Cristo es mío, salvo que Cristo esté dentro de mí?
"Esa voz callada dentro de mi corazón es una realidad del pacto entre Cristo y yo; esta voz imparte a la fe la fuerza de un hecho".

Ésta es una experiencia mística que, sin duda, ha sido experimentada por muchos porque es tan cierto, literalmente hablando, como que la noche sigue al día y el invierno al verano. 
A menos que nosotros tengamos a Cristo dentro de nosotros mismos, a menos que el maravilloso pacto de sangre de la fraternidad haya sido consumado, nosotros no podemos tener parte en el Salvador, y por lo menos en lo que a nosotros concierne no importará que las campanas de Navidad suenen una y otra vez; pero cuando el Cristo ha sido formado dentro de nosotros mismos, cuando la Inmaculada Concepción ha sido una realidad en nuestros propios corazones, cuando nosotros hemos asistido al nacimiento del Niño Cristo y le hemos ofrecido nuestros regalos, dedicando la naturaleza inferior al servicio de nuestro Yo Superior, entonces y solo entonces la fiesta de Navidad es una fiesta a la que nosotros asistimos un año y otro año.
Y cuanto más ardientemente nosotros laboremos en la viña del Señor, tanto más clara y distintamente oiremos aquella voz callada y muda que dentro de nuestros corazones nos ofrece la invitación: “Venid a mí todos aquéllos que estáis agobiados con vuestra carga, que yo os daré descanso. Tomad mi yugo, porque mi yugo es blando y mi carga ligera”. Entonces nosotros oiremos una nueva nota en las campanas de Navidad, tal como nunca antes la hemos oído, porque en todos los días del año no hay día tan alegre como el día en que el Cristo nace de nuevo en la Tierra, trayendo con Él regalos y dádivas al hijo del hombre -dádivas que significan la continuación de la vida física- porque si no fuera por esta influencia vitalizante y enérgica del Espíritu de Cristo, la Tierra permanecería fría y desolada; no habría en ella un nuevo canto de primavera, ni tampoco los admirables coristas del bosque para alegrar nuestros corazones al aproximarse el verano, sino que el helado cepo de los polos mantendría a la Tierra encadenada y muda para siempre, haciendo imposible para nosotros el continuar nuestra evolución material que es absolutamente necesaria para enseñarnos el uso del poder del pensamiento en debida forma.

El Espíritu de Navidad es, pues, una realidad viviente para todos aquellos que han desarrollado en su interior el Cristo. La generalidad de los hombres lo sienten únicamente alrededor de los días santos, pero el místico iluminado lo ve y lo siente meses antes y meses después del punto culminante de Nochebuena.

Texto de MAX HEINDEL “El Sol Místico de Media Noche”.
Maximiliano Corradi

24/12/15

SOL INVICTUS


El carácter integrador de la Religión Romana.

Sol Invictus o “Deus Sol Invictus” (el Invencible Dios Sol) fue un título religioso aplicado al menos a tres divinidades distintas durante el Imperio romano: El-Gabal, Mitra y Sol.

21/12/15

PLENILUNIO DE NAVIDAD


Este año el día de Navidad trae un regalo astronómico. Y es que, el 25 de diciembre la luna alcanzará su tamaño máximo, según Fred Espenak experto en Eclipses y la Luna, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA
De acuerdo con The Weather Channel, esta coincidencia no sucede desde 1977 y no se repetirá hasta 2034.
Así en la Nochebuena (con un 97% del disco lunar iluminado) y en la noche siguiente las celebraciones de la Navidad estarán acompañadas por una brillante Luna que dará más simbolismo a la fecha, el año que viene, por ejemplo, ocurrirá el 14 de diciembre.

La hora de salida para el jueves 24 es a las 19:09 y se pondrá el 25 a las 05:44. En ese momento, estará a 375.072 kilómetros de la Tierra, y hasta 2034 esta coincidencia no se volverá a repetir. Para quienes entonces tengan menos de 38 años, será la primera vez que presenciarán una Navidad de luna llena.
 
A la última luna del año también se la denomina 'Luna llena fría' o "Luna llena de las largas noches" en honor a las frías y largas noches del mes Diciembre. La luna llena o plenilunio se produce cuando la Tierra se encuentra situado exactamente entre el Sol y la Luna.

Fuente: lainformacion

16/12/15

HELIOGÁBALO (EL-GABAL)

Áureo romano representando a Heliogábalo. En el reverso se lee Sanct Deo Soli Elagabal (Al sagrado dios del sol Elagabal), y representa un carro dorado de cuatro caballos, que lleva la sagrada piedra del templo de Emesa.

El título religioso “Sol Invictus” (el Invencible Dios Sol) fue aplicado al dios El-Gabal durante el Imperio romano.

El-Gabal (en su forma latinizada Elagabal o Elagabalus-Heliogábalo) era una antigua deidad solar asiria cuyo culto llegó a Roma a principios del siglo III d.C. El dios sirio fue asimilado al dios sol romano Sol Invictus.
El-Gabal era venerado originalmente en la ciudad siria de Emesa. Su nombre deriva de El, la principal divinidad del panteón cananeo, y Gabal, que significa montaña (equivalente en hebreo, gevul, y árabe, jebel) "El de la montaña", la forma local que el dios “El” tomaba en la ciudad de Emesa (actual Homs).

El culto de El-Gabal fue introducido en Roma por el emperador Marco Aurelio Antonino, que antes de su acceso al trono imperial había sido sumo sacerdote del dios en Emesa. Por ese motivo, el emperador fue conocido como Heliogábalo (Elagabalus) tiempo después de su muerte.

En la ladera este del Monte Palatino se construyó un templo, llamado Elagabalium, para albergar la piedra sagrada del templo de Emesa, un meteorito negro de forma cónica, símbolo del dios.
El emperador intentó también unificar las religiones romana y siria bajo la supremacía de su dios, al que situó incluso por encima de Júpiter, y al que asignó como esposa a Astarté, Minerva o Urania.
 
Las más sagradas reliquias de la religión romana fueron trasladadas desde sus respectivos santuarios al Elagabalium, incluyendo la Gran Madre, el fuego de Vesta, los Escudos de los Salios y el Paladio, para que ningún otro dios salvo El-Gabal fuera venerado. Según algunas fuentes, el emperador declaró además que judíos, samaritanos y cristianos debían realizar también sus ritos en el Elagabalium, para que así éste "pudiera incluir los misterios de cualquier forma de culto".

Durante su mandato, Heliogábalo hizo caso omiso de las tradiciones religiosas y los tabues sexuales de Roma. Reemplazó a Júpiter, cabeza del panteón romano, por el Deus Sol Invictus, y obligó a miembros destacados del gobierno de Roma a participar en los ritos religiosos en honor de la deidad, de la que él era sumo-sacerdote. Se casó hasta cinco veces y se dice que otorgó favores a personas que se creía pudieran ser sus amantes homosexuales, hasta el punto de que se le acusó de haberse prostituido él mismo en el palacio imperial. Su comportamiento provocó el rechazo de la Guardia Pretoriana y del Senado romano. Tras el asesinato del emperador en 222 sus edictos religiosos fueron revocados, y el culto de El-Gabal se limitó otra vez a Emesa.

Fuente:wikipedia
 

13/12/15

HUITZILOPOCHTLI (dios SOL)

Huitzilopochtli en nahuatl, fue la principal deidad de los mexicas. También fue conocido como Ilhuicatl Xoxouhqui y ha sido asociado con el Sol, era la deidad más adorada en el Altiplano Central por imposición de los mexicas. Los conquistadores lo llamaron Huichilobos (el topónimo Churubusco deriva de Huītzilōpōchco) quienes buscaron la erradicación de su culto por medio de la asociación del dios con cualidades malignas europeas y la desaparición de esculturas, templos, códices y productos agrícolas asociados a la deidad.

La Fiesta en honor a Huitzilopochtli se celebraba una vez al año. Esta concepción no es común a los demás pueblos nahuas, y al parecer fue debida al poderoso Tlacaélel, quien además instituyó la costumbre de las «guerras floridas» a fin de que Huitzilopochtli pudiera disponer de cautivos de habla nahuatl.

El Dios de la guerra, según la leyenda, Huitzilopochtli nació de Coatlicue, la Madre Tierra, quien quedó embarazada con una bola de plumas o algodón azulino que cayó del cielo mientras barría los templos de la sierra de Tollan. Sus 400 hermanos (Centzonhuitznahua) al notar el embarazo de su madre y a instancias de su hermana Coyolxauhqui, decidieron ejecutar al hijo al nacer para ocultar la supuesta deshonra, pero Huitzilopochtli nació y mató a la mayoría. Tomó a la serpiente de fuego Xiuhcoatl entre sus manos, le dio forma de hacha y venció y mató con enorme facilidad a Coyolxauhqui, quien quedó desmembrada al caer por las laderas de los cerros. Huitzilopochtli tomó la cabeza de su hermana y la arrojó al cielo, con lo que se convirtió en la Luna, siendo Huitzilopochtli el Sol.

Al ser Huitzilopochtli una deidad originaria de México-Tenochtitlan y sin predecesores identificables a los distintos pueblos mesoamericanos, los antiguos mexicas elevaron a Huitzilopochtli a la misma posición de otras deidades más reconocidas como Xipetótec, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca como uno de los Cuatro Tezcatlipocas, dejando reflejado su identificación mítica como el Tezcatlipoca Azul, cuyo reino sagrado o punto cardinal fuese el Sur. Pero tras el auge del México-Tenochtitlan, los culhuas-mexicas habrían separado el nacimiento de Huitzilopochtli en dos mitos individualizados, el Huitzilopochtli nacido de los dioses primordiales Ometecuhtli y Omecihuatl bajo el relato de la creación del universo, siendo quien incendiara al Medio Sol creado por Quetzalcóatl, representando así la voluntad para decidir y ordenar la creación del mundo, el universo y a la humanidad. Mientras el Huitzilopochtli hijo de Coatlicue (la tierra), la cual según el mito quedara embarazada al tocar unas plumas (o alternativamente de Mixcóatl) ayudará a su madre contra su hermana Coyolxauhqui (la luna) y sus hermanos Centzon Huitznáhuac (las estrellas meridionales), que desearon asesinarla por deshonra, símbolizando así la perpetua lucha entre el sol y la luna a través del firmamento como el dios solar patrón del fuego, de la guerra, de las batallas y de las tácticas bélicas.

Por lo tanto y desde entonces los Tlahtoānis de la Gran Tenochtitlan, fortalecían al dios Huitzilopochtli con la ejecución de guerreros enemigos cautivos como en la mitología mexica del nacimiento de Huitzilopochtli, la cual lograría alimentar la vida indefinidamente del Sol sobre la cima del Templo Mayor, distinguiéndose entre dos manifestaciones representadas por dos historias; Tezcatlipoca Azul o Huitzilopochtli (voluntad solar) y Huitzilopochtli (guerra solar).

Imagen: Huitzilopochtli en el Códice Borbónico.


9/12/15

MECANISMOS DEL UNIVERSO

COMPOSICIÓN QUÍMICA DEL UNIVERSO 
¿CÓMO FUNCIONA ?

2/12/15

EL CIELO EN DICIEMBRE

El fin de semana del 4 al 6 de Diciembre, nos proporcionará momentos estupendos para observar planetas, cuando la luna menguante también acudirá a la cita. Saturno, que pasó por su conjunción solar el 30 de Noviembre, volverá a ser visible en los amaneceres a partir del día 20, podrá ser visto por el Este una hora antes de que se levante el Sol, más bajo que Venus.

Entre el 7 y el 17 de Diciembre tendrá lugar la lluvia de las Gemínidas. Su máximo de actividad tendrá lugar los días 13 y 14 de Diciembre, poco después de la luna nueva. Las Gemínidas que, como su nombre indica, tienen su radiante en la constelación de Géminis, constituyen una lluvia de meteoros muy peculiar, pues no está ocasionada como las otras mayores, por un cometa, sino que está producida por fragmentos del asteroide 3200 Faetón, que fue descubierto en 1982. En su máximo de actividad, las Gemínidas pueden ocasionar hasta 150 meteoros por hora, un número similar al de las Cuadrántidas (que observaremos en Enero) y hace de ellas las lluvias más activas de todo el año.
Las Úrsidas, con radiante en la Osa Menor, son una lluvia de menor actividad (unos diez meteoros por hora), su máximo sucederá el día 22, en la noche del solsticio, con la luna en cuarto creciente ya muy brillante.

Diciembre es el mes perfecto para observar una de las constelaciones más bellas y más sobresalientes del cielo: Orión. Es una constelación que puede ser observada tanto desde el Hemisferio Norte como desde el Sur, por lo que ha sido conocida por las culturas de todo el planeta. Las dos estrellas más brillantes de esta constelación, Rigel y Betelgeuse, se encuentran entre las diez más brillantes del cielo. En la constelación de Orión se encuentran algunas de las nebulosas interestelares más espectaculares, grandes nubes de gas y polvo que abarcan casi toda la constelación. Se encuentran a unos 1.500 años luz de la Tierra y constituyen la región más cercana donde puede observarse la formación de estrellas masivas.

El invierno entra en el Hemisferio Norte, y el verano en el Sur, el día 22 de Diciembre a las 5.48, hora peninsular. Es entonces cuando el Sol alcanza el Trópico de Capricornio en su posición más austral posible. El emplazamiento del Sol a mediodía no cambia apreciablemente en el cielo durante varios días, y de ahí proviene el término “solsticio” que significa “Sol quieto”. Ese día, el más corto del año en el Hemisferio Norte, durará en Madrid 9 horas y 17 minutos, mientras que la noche casi tendrá 15 horas de duración dejando mucho tiempo para la observación del cielo.

Pero por extraño que parezca, el día más corto del año no es el día en que el Sol sale más tarde y se pone antes. Ello es debido a que la órbita de la Tierra es una elipse y que el eje de esta elipse no guarda relación con la inclinación del eje terrestre que define las estaciones.
El atardecer más temprano tendrá lugar el día 8 Diciembre, mientras que el amanecer más tardío se producirá el 4 de Enero de 2016. Este invierno boreal durará 89 días (88,99 exactamente) y terminará el 20 de Marzo de 2016 con la llegada de la primavera en el H. Norte.
Las estaciones suceden debido a la inclinación del eje de la Tierra, una inclinación que, como hemos dicho, no tiene relación con la forma elíptica de la órbita. Se da la circunstancia paradójica de que el invierno del Hemisferio Norte llega cuando la Tierra, en su movimiento elíptico alrededor del Sol, se encuentra lo más cerca posible del astro rey. El punto más cercano, denominado perihelio, se alcanzará el 4 de Enero de 2016, cuando la Tierra se encuentre a unos 147 millones de kilómetros del Sol, esto es, 5 millones de kilómetros más cerca que en la posición del afelio por la que pasamos el 6 de Julio pasado.

La fase de luna llena sucederá el día 25 de Diciembre en la constelación de Orión. Debido a la proximidad del solsticio de invierno, a esta Luna se la suele llamar “Luna de las noches largas”. La Luna pasará por el punto más alejado de la Tierra, el apogeo, el día 5, a 404.762 kilómetros de la Tierra. Mientras que en el perigeo, el día 21 de Diciembre estará a tan solo 368.447 kilómetros. La fase de Luna Nueva tendrá lugar el día 11 en la constelación de Ofiuco.

Este mes podremos disfrutar de la observación de cinco planetas al ojo desnudo. Mercurio, en Sagitario, será visible por el Oeste después del atardecer; los mejores momentos para observarlo serán los días en torno a la Nochebuena, justo después del ocaso, muy bajo sobre el horizonte oeste. A principio de mes, en la constelación de Virgo, Júpiter, Marte y Venus (por orden de elevación decreciente), formarán bellas composiciones con la brillante estrella Spica.

Rafael Bachiller es astrónomo y director del Observatorio Astronómico Nacional IGN