La
Didajé o Didaché, es el catecismo más antiguo de la Iglesia
Católica. La enseñanza de los Doce Apóstoles es uno de los
escritos más venerables que nos ha legado la antigüedad cristiana.
Su
composición se data en torno al año 40-90 d.C. por tanto, se
escribió al mismo tiempo que el Nuevo Testamento. Habla sobre el
aborto, confesión, bautismo en nombre de la santísima trinidad, la
eucaristía (misa), el domingo como día de descanso, etc. Su lectura
es muy importante para el estudio serio de La Biblia y los primeros
cristianos.
La
Didajé se la creía perdida, hasta que fue redescubierta en la
biblioteca de Constantinopla, por un monje ortodoxo llamado Filoteo
Bryennios en 1873, quien la llevó a Jerusalén, donde fue publicada
en 1.883. Fue considerada siempre como parte de las Escrituras y
estuvo a casi nada de ser incluía en el canon de la Biblia del Nuevo
Testamento, hasta que finalmente fue descartada en los concilios de
Hipona y Cartago de los años 393 y 397, cuando la Iglesia Católica
definió el canon definitivo de la Biblia.
Muestra en su
contenido la vida de la primitiva cristiandad. A través de
formulaciones claras, asequibles tanto a mentes cultas como a
inteligencias menos ilustradas, se enumeran normas morales,
litúrgicas y disciplinares que han de guiar la conducta, la oración,
la vida de los cristianos. Se trata de un documento catequético,
breve, destinado probablemente a dar la primera instrucción a los
neófitos o a los catecúmenos.
Se desconoce el autor y el lugar
de composición de la Didaché. Algunos estudiosos hablan más bien
de un compilador, que habría puesto por escrito algunas enseñanzas
de la predicación apostólica. Se sitúa su redacción en suelo
sirio o tal vez egipcio.
TEXTO
ÍNTEGRO DE LA DIDAJÉ
Enseñanza Moral. Los Dos
Caminos.
- I -
La
doctrina del Señor para las naciones mediante los Apóstoles.
1.
Hay dos caminos: uno de la vida, y otro de la muerte; pero muy grande
es la diferencia entre los dos caminos.
2. El camino de la
vida, es éste: Primero, amarás a Dios que te creó; y a tu prójimo
como a ti mismo. Y todo lo que no quieras que te suceda a ti, tú
tampoco lo hagas a otro.
3. La doctrina de estos dichos es:
Bendecid a los que os maldicen, y rogad por vuestros enemigos: ayunad
por los que os persiguen. Porque, ¿qué gracia hay en querer a los
que os aman? ¿No hacen esto también los gentiles?. Vosotros, en
cambio amad a los que os odian, y no tendréis enemigo alguno.
4.
Abstente de codicias carnales y corporales. Si alguno te diere un
golpe en la mejilla derecha, ofrécele también la izquierda, y serás
perfecto. Si alguno te forzare a caminar con él una milla,
acompáñale otra más. Si alguno te quitare tu capa, dale también
tu túnica. Si alguno te tomare lo que es tuyo, no se lo reclames;
porque no puedes (hacerlo).
5. Da a todos los que te pidan, y
no lo reclames (después). Porque el Padre quiere que se de a todos
de sus propias dádivas. ¡Bienaventurado el que da según el
mandato, porque es inocente! ¡Ay, empero, del que tome! Porque quien
tome por necesidad, es inocente. Mas quien no tuviere necesidad,
habrá de dar cuenta de por qué tomó y para qué. Le tomarán preso
y le interrogarán de lo que hizo; y no saldrá de allí hasta que
haya devuelto el céntimo.
6. De esto también fue dicho:
Exudará tu limosna en tus manos hasta que sepas a quien la das.
-
II -
1.
El segundo mandamiento de la doctrina: Amarás a tu prójimo.
2.
No matarás. No cometerás adulterio. No corromperás a los jóvenes.
No fornicarás. No hurtarás. No harás brujerías. No prepararás
venenos. No cometerás aborto ni infanticidio. No codiciarás los
bienes de tu prójimo.
3. No perjurarás. No darás testimonio
falso. No hablarás mal (de tu prójimo). No serás vengativo.
4.
No serás doble ni bilingüe. Pues, trampa de la muerte es la
doblez.
5. Tu palabra no será mentirosa ni vacía, mas llena
de obra.
6. No serás avaro, ni rapaz, ni hipócrita, ni
malicioso, ni soberbio. No tramarás tretas contra tu prójimo.
7.
No odiarás a nadie; sino que reprenderás a unos, tendrás compasión
de otros; por otros rogarás, y a otros amarás más que a tu propia
alma.
- III -
1.
Hijo mío, huye de todo malvado y de todo lo que malvado parezca.
2.
No seas iracundo; porque la ira lleva al homicidio. Tampoco seas
receloso ni rijador, ni altivo; porque de todas estas cosas se
originan homicidios.
3. Hijo mío, no seas concupiscente;
porque la concupiscencia lleva a los pecados de la carne; tampoco
seas hablador de cosas torpes, ni soberbio de la vista; porque de
todo esto nacen adulterios.
4. Hijo mío, no seas agorero;
porque esto lleva a la idolatría.
5. Hijo mío, no seas
mentiroso, porque la mentira lleva al hurto; tampoco aficionado al
dinero, ni vanidoso; porque de todas estas cosas nacen los
hurtos.
6. Hijo mío, no seas murmurador; porque lleva a la
maledicencia; tampoco arrogante; ni malintencionado: porque de todo
esto se originan las maledicencias.
7. Por el contrario, has
de ser manso; porque los mansos poseerán la tierra.
8. Sé
paciente y misericordioso, sin malicia, quieto y bueno, y temeroso
siempre de las palabras que escuchaste.
9. No te ensalces a ti
mismo, ni hinches con arrogancia tu alma. Tu corazón no se adhiera a
los soberbios, mas se vuelva a los justos y humildes.
10. Todo
cuanto suceda has de aceptar por bueno, sabiendo que nada acaece sin
Dios.
- IV -
1.
Hijo mío, día y noche recuerda a quien te habla de la palabra de
Dios, y respétalo como al Señor; porque donde habla la autoridad
del Señor, allí está el Señor mismo.
2. Busca cada día
los semblantes de los santos para descansar en sus palabras.
3.
No desees separaciones (cismas); mas pacifica a los que pelean.
Juzgarás con justicia. Tu fallo sobre deslices ha de ser sin
acepción de personas.
4. No fluctúes entre el sí y el
no.
5. No seas como quien extiende las manos para recibir, y
las cierra para no dar.
6. Si tuvieres algo en tus manos, lo
darás para la expiación de tus faltas.
7. No tardes en dar,
ni des con pesar; pues sabes quien es el que recompensa con sueldo
bueno.
8. No huyas del menesteroso, mas compartirás todos tus
bienes con tu hermano; no dirás de ninguna cosa: "Esto es mío";
porque, si compartís la suerte inmortal, cuánto más la suerte
mortal.
9. No quites tu mano de tu hijo o de tu hija; sino que
desde la juventud les enseñarás el temor de Dios.
10. No
mandes en tu amargura a tu siervo o a tu sirvienta, que esperan en el
mismo Dios, para que no dejen de respetar a Dios que está por encima
de ambos. Porque (el divino Salvador) no viene a llamar según la
persona, sino a quienes el Espíritu ha preparado.
11.
Vosotros, empero, los sirvientes, habéis de obedecer a vuestros
amos, como tipo de Dios, con modestia y temor.
12. Tendrás
odio a toda hipocresía y a todo lo que no sea agradable al
Señor.
13. No abandones los mandamientos del Señor; mas
guarda lo que recibiste, sin añadir ni quitar nada.
14. En la
iglesia (asamblea) confiesa tus pecados: y no te acerques a tu
oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida.
- V
-
1.
El camino de la muerte, en cambio, es éste: Sobre todo es malo y
lleno de maldición: los asesinatos, adulterios, concupiscencias,
fornicaciones, hurtos, idolatrías, brujerías, preparación de
venenos, rapiñas, falsos testimonios, hipocresía, doblez de
corazón, dolo, malicia, orgullo, avaricia, turpiloquio, envidia,
espíritu atrevido, altanería, ostentación.
2. Perseguidores
de los buenos, enemigos de la verdad, amantes de la mentira,
desconocedores de la retribución de justicia, no aficionados a lo
bueno ni al juicio justo, no vigilantes para lo bueno sino para lo
malo; alejados de la mansedumbre y la paciencia, amadores de cosas
vanas, y ansiosos de remuneraciones, no compasivos del pobre, e
indiferentes para con los apenados, desconocedores de su Hacedor,
asesinos de sus hijos, corruptores de la criatura de Dios, los que
abandonan al necesitado y oprimen al afligido; abogados de los ricos,
inicuos jueces de los pobres, versados en todos los pecados: ¡Libraos
de toda esta gente, hijos míos!
- VI -
1.
Mira que nadie te seduzca de este camino de la Doctrina, cuando te
enseñaren cosas sin miras a Dios.
2. Porque, si puedes
sobrellevar todo el yugo del Señor, perfecto serás; si, empero, no
puedes: haz lo que puedas.
- VII -
1.
En cuanto al bautismo, éste es el modo de bautizar: habiendo
previamente dicho todo esto, bautizad en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva.
2. Si no tienes
agua viva, bautiza en otra agua. Si no puedes en (agua) fría,
(bautiza) en caliente.
3. Si, empero, no tienes ni una ni
otra, derrama agua sobre la cabeza tres veces en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
4. Antes del bautismo, el
que bautiza y el que ha de ser bautizado, ayunen, y asimismo otros
que puedan hacerlo. Mandas ayunar al bautizando uno o dos días
antes.
- VIII -
1.
Vuestros ayunos, sin embargo, no sean con los hipócritas: los que
ayunan el segundo y el quinto día después del sábado. Vosotros, en
cambio, ayunad el cuarto día y el viernes.
2. Tampoco habéis
de rezar como los hipócritas, mas como el Señor mandó en su
Evangelio, así habéis de rezar: Nuestro Padre, en los cielos,
santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad, como
en el Cielo así también en la tierra. Nuestro pan cotidiano dánosle
hoy. Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros también
perdonamos a nuestros deudores. Y no nos lleves a la tentación; mas
líbranos del mal. Porque tuyo es el poder y la gloria en los
siglos.
3. Tres veces debéis rezar de este modo cada día.
-
IX -
1.
En cuanto a la Eucaristía, así habéis de realizarla:
2.
Primero sobre el Cáliz: Te damos gracias, nuestro Padre, por la
sagrada vid de David, tu siervo, la cual nos enseñaste por Jesús,
tu Hijo y Siervo; A Ti la gloria en los siglos.
3. Y sobre la
partición (del pan): Te damos gracias, nuestro Padre, por la vida y
la ciencia que nos enseñaste por Jesús, tu Hijo y Siervo: A Ti la
gloria en los siglos. Como este pan fue repartido sobre los montes,
y, recogido, se hizo uno, así sea recogida tu Iglesia desde los
límites de la tierra en tu Reino porque tuya es la gloria y el
poder, por Jesucristo, en los siglos.
4. Pero nadie coma ni
beba de vuestra Eucaristía, sino (únicamente) los que están
bautizados en el nombre del Señor. Porque también de esto el Señor
ha dicho: "¡No deis lo santo a los perros!"
- X -
1.
Y después de hartaros, así dad gracias:
2. Te damos gracias,
Padre Santo, por tu santo nombre, al cual hiciste habitar en nuestros
corazones; y por la ciencia y fe e inmortalidad, que nos enseñaste
por Jesús, tu Hijo y Siervo: A Ti la gloria en los siglos.
3.
Tú, ¡oh Señor, Todopoderoso! lo creaste todo a causa de tu nombre;
diste comida y bebida a los hombres para su fruición, para que te
diesen gracias. A nosotros, empero, nos regalaste comida y bebida
espiritual y la vida eterna, por tu Hijo y Siervo.
4. Ante
todo te damos gracias porque eres poderoso: A Ti gloria en los
siglos.
5. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, para librarla de
todo mal, y hacerla perfecta en tu amor; aúnala desde los cuatro
vientos a la santificada, en tu Reino que para ella preparaste:
porque tuyo es el poder y la gloria en los siglos.
6. Venga tu
gracia, y pase este mundo. ¡Hosanna al Dios de David! Si uno es
santo, se acerque. Si no lo es, conviértase. Marán-athá! Amén. A
los profetas permitid hacer gracias cuantas quieran.
Advertencias
Generales.
- XI -
1.
Quien viniere a vosotros enseñándoos todo lo dicho anteriormente, a
ése acogedle.
2. Si, empero, el que enseña se pervirtió y
enseñare otra doctrina para la disolución, no le escuchéis. Mas si
enseña en la manera de aumentar la justicia y ciencia del Señor,
¡acogedle como al Señor!
3. En cuanto a los apóstoles y
profetas, proceded así conforme al Evangelio.
4. Todo apóstol
que llegue a vosotros, ha de ser recibido como el Señor.
5.
Pero no se quedará por más de un día o dos, si hace falta;
quedándose tres días, es un falso profeta.
6. Al partir, el
apóstol no aceptará nada sino pan para sustentarse hasta llegar a
otro hospedaje. Si pidiere dinero, es un falso profeta.
7. Y a
todo profeta que hable en espíritu, no le tentéis ni pongáis a
prueba. Porque todo pecado se perdona; mas este pecado no será
perdonado.
8. Pero no cualquiera que habla en espíritu es
profeta, sino sólo cuando tenga las costumbres del Señor. Pues, por
las costumbres se conocerá al pseudo profeta y al profeta.
9.
Y ningún profeta, disponiendo la mesa en espíritu, comerá de la
misma; de lo contrario, es un falso profeta.
10. Pero todo
profeta que enseña la verdad, y no hace lo que enseña, es un
profeta falso.
11. Todo profeta, sin embargo, probado y
auténtico, que celebra el misterio cósmico de la Iglesia, pero no
enseña a hacer lo que él hace, no ha de ser juzgado por vosotros.
Su juicio corresponde a Dios. Porque otro tanto hicieron los antiguos
profetas.
12. Mas quien dijere en espíritu: Dame dinero, u
otra cosa semejante, no lo escuchéis. Si, empero, os dice que deis
para otros menesterosos, nadie lo juzgue.
- XII -
1.
Todo el que viniere en el nombre del Señor, sea acogido. Luego de
haberlo probado, lo conoceréis; pues tenéis criterio para juzgar
entre la diestra y la siniestra.
2. Si el advenedizo viene tan
sólo de paso, socorredle todo lo posible. El, por su parte, no
quedará entre vosotros más que dos, o según su necesidad, tres
días.
3. Mas si quisiere radicarse entre vosotros, como
artesano, trabaje y coma.
4. Si no sabe oficio alguno,
proveeréis según vuestra inteligencia, para que no viva entre
vosotros un cristiano holgazán.
5. Si a eso no quiere
conformarse, es un traficante de Cristo. ¡Cuidado con ésos!
-
XIII -
1.
Todo profeta verdadero que deseare radicarse entre vosotros, es digno
de su comida.
2. Asimismo, un doctor verdadero es, como
obrero, digno de su comida. Todas las primicias del lagar y de los
campos, del ganado y de las ovejas, las tomarás y darás a los
profetas; porque ellos son vuestros príncipes sacerdotes.
3.
Mas, si no tuviereis profeta, ¡dad a los pobres!
4. Cuando
haces pan, tomarás la primicia y la darás conforme al mandato.
5.
Asimismo, cuando abres la tinaja de vino o del aceite, tomarás la
primicia y la darás a los profetas.
6. Del dinero y de las
vestimentas y de todo cuanto poseas, tomarás la primicia, según te
parezca, y la darás conforme al mandato.
- XIV -
1.
Los días del Señor reuníos para la partición del pan y la acción
de gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que
sea puro vuestro sacrificio.
2. Cualquiera, empero, que
tuviere una contienda con su hermano, no os acompañe antes de
reconciliarse, para que no sea mancillado vuestro sacrificio.
3.
Pues, éste es el dicho del Señor: "En todo lugar y tiempo me
ofrecerán una ofrenda pura. Porque soy un gran Rey, dice el Señor,
y mi nombre es admirable entre las naciones."
- XV -
1.
Elegíos, pues, obispos y diáconos dignos del Señor, varones
mansos, indiferentes al dinero, veraces y probados. Porque también
ellos administran para vosotros el oficio (liturgia) de los profetas
y doctores.
2. No los menospreciéis; porque ellos son
venerables entre vosotros, junto con los profetas y doctores.
3.
Vosotros tratad de convenceros no con irá sino pacíficamente, así
como lo tenéis (preceptuado) en el Evangelio. Y si alguno hubiere
ofendido á otro, nadie le hable, nadie le escuche, hasta que se
arrepintiere.
4. Vuestras oraciones, vuestras obras de
caridad, y todas las obras haced de manera como lo tenéis (ordenado)
en el Evangelio de nuestro Señor.
Exhortación Final.
Vigilancia. Las Postrimerías.
- XVI -
1.
¡Velad por vuestra vida! Que vuestras linternas no estén
extinguidas ni desceñidos vuestros lomos; más estad alerta, porque
no sabéis la hora en que el Señor va á venir.
2. Reuníos
con frecuencia, solícitos de lo que aprovecha a vuestras almas. Pues
no os aprovechará todo el tiempo que vivisteis en la fe, si no
estáis perfectos en el último tiempo.
3. Porque en los
últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los
corruptores, y se convertirán las ovejas en lobos, y el amor se
convertirá en odio.
4. Porque, mientras que la iniquidad se
acrecentará, se odiarán unos a otros, se perseguirán y entregarán:
y entonces aparecerá el impostor del mundo como hijo de Dios, y hará
señales y prodigios. Y la tierra será entregada en sus manos. Y
cometerá iniquidades como jamás se hizo en el decurso de los
siglos.
5. Entonces vendrá el Juicio de los hombres en el
fuego de la prueba. Y muchos se escandalizarán y perecerán. Pero
los que perseveraren en su fe, se salvarán de la misma
condenación.
6. Y luego aparecerán las señales de la
verdad: primero la señal de la revelación en el cielo, después la
señal de la voz de trompeta, y finalmente, la resurrección de los
muertos.
7. Pero no de todos, sino según fue dicho: "Vendrá
el Señor, y todos los santos con El"
8. Entonces el
mundo verá al Señor, viniendo sobre las nubes del Cielo.
PAX
ET BONUM
Fuente:https://www.catolicodefiendetufe.org/2018/03/la-didaje-el-manuscrito-mas-temido-por.html