20/4/20

SAN JORGE Y EL DRAGÓN

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San Jorge fue canonizado en el siglo V y su popularidad creció rápidamente en Oriente, desde donde se expandió por Europa occidental, junto con numerosas leyendas e historias apócrifas sobre su vida, para acabar convirtiéndose en uno de los santos más venerados de la Edad Media.

Del siglo IX proviene la leyenda que narra cómo en la antigua ciudad Libia de Silca los ciudadanos vivían atemorizados por un dragón que moraba en las aguas de un lago cercano. Para evitar que se acercara demasiado, los vecinos le ofrecían comida, pero cuando ésta comenzó a escasear pasaron a decidir por sorteo la entrega de una persona para ser devorada, hasta que le tocó el turno a la hija del rey. En ese momento llegó San Jorge a la ciudad y se ofreció a proteger a la princesa, y tras encomendarse a Dios, venció al dragón y liberó de su mal a los vecinos, que por supuesto se convirtieron al Cristianismo.

Se dice que de la sangre que manó de la herida del dragón brotó una rosa roja, que San Jorge ofreció a la princesa y que hoy recordamos regalando rosas junto con libros.

Al abrigo del ideal caballeresco creció la devoción a San Jorge “Santo de los Caballeros y Caballero de los Santos”, entre los círculos nobles y militares.
Los cruzados invocaban su protección y durante la III Cruzada (1189-1192) trataron de recuperar la iglesia que guardaba sus restos en Lydda. Numerosas órdenes se acogieron a su patronazgo, así como regiones y países enteros como Inglaterra, Rusia, Portugal o Génova.

En Aragón (España) la introducción del culto y la devoción al santo llegó de la mano de Pedro I (1068-1104) a raíz de un suceso extraordinario en el curso de la conquista de Huesca. En 1.096 el rey aragonés tenía sometida a sitio la plaza cuando recibió la noticia de que se aproximaba un gran contingente de refuerzos musulmanes desde Zaragoza, a los que resueltamente se dispuso a hacer frente, encomendándose a Dios y saliendo a su encuentro en un llano que llamaban Alcoraz. La batalla fue cruenta, y en lo más encarnizado del combate cuenta la tradición que apareció un jinete a lomos de un caballo blanco que luchaba contra los musulmanes, era San Jorge, que ayudó a vencer la batalla y poner a salvo la ciudad de Huesca.


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