HAARP es el acrónimo inglés del Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia (High-Frequency Active Auroral Research Program). Se trata de una instalación ubicada cerca de Gakona (Alaska) que inició su actividad en 1990, y consiste en un transmisor de alta potencia (3.600 kilowatios) que se emplea para excitar de forma temporal un área limitada de la ionosfera, y en un grupo de instrumentos muy sofisticados (entre los que destacan 180 antenas) diseñados para observar los procesos físicos que suceden en la región excitada.
Obviamente, esa región excitada es muy limitada y se ha ubicado tan al norte, porque las auroras boreales tienen la mala costumbre de verse únicamente cerca del polo norte, y Alaska cumple esa exigencia.
¿Cómo pueden entonces los malvados científicos dirigir a su antojo los huracanes y provocar terremotos en cualquier parte del mundo con un transmisor en Alaska? La respuesta es sencillísima: no pueden.
Según la web oficial: “las instalaciones de HAARP no afectan al clima. La energía y el rango de las frecuencias transmitidas desde el HAARP son absorbidas de forma apenas perceptible tanto por la troposfera como por la estratosfera (las dos capas de la atmósfera que producen el clima en la Tierra) ya que están dirigidas a la ionosfera (o termosfera) capa ubicada muy por encima de las dos anteriormente mencionadas.”
Debido a la distancia entre la ionosfera y la estratosfera/troposfera, no se conocen variaciones en las dos últimas provocadas por fenómenos (naturales o artificiales) que tengan lugar en la ionosfera. De hecho, las auroras boreales, provocadas por las tormentas geomagnéticas al golpear el escudo magnético protector de la Tierra (o magnetosfera), no afectan al clima en la superficie de la Tierra.
Así que si los innuit cazan morsas bajo las verdosas luces del norte en la noche polar, sin verse barridos por extraños huracanes naturales, poco podrán hacer los científicos del HAARP para lanzar terremotos devastadores contra las costas niponas. La explicación a dicha catástrofe viene de algo mucho más sencillo: la tectónica de placas.
Para más información, os aconsejo que visitéis las FAQ de la web oficial del programa, donde los científicos de la Universidad de Alaska contestan las dudas más frecuentes. Muchos veranos se organizan eventos científicos en sus instalaciones, así que si te dedicas al estudio de la ionosfera, tal vez puedas visitarlas.
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