7/9/13

VIENTO INTERESTELAR

El viento interestelar ha cambiado su dirección en los últimos 40 años.

Igual que el viento ajusta su curso en medio de una tormenta, los científicos han descubierto que el flujo de partículas en el sistema solar proveniente del espacio interestelar es muy probable que haya cambiado de dirección en los últimos 40 años. Tal información puede ayudarnos a mapear nuestro lugar dentro de la galaxia que nos rodea, y ayudarnos a entender nuestro lugar en el espacio.

El resultado, basado en datos tomados durante 4 décadas de 11 naves diferentes, fue publicado en Science de 5 de Septiembre de 2013.

Vestigios del viento interestelar fluyendo en lo que llamamos heliosfera – la vasta burbuja que llenada por el constante flujo de partículas del propio solar, el viento solar – es una de las vías por las que los científicos pueden observar que yace justo fuera de nuestro propio hogar, en la nube galáctica a través de la que el sistema solar viaja. La heliosfera está situada cerca del límite de una nube interestelar y su velocidad relativa es de 50.000 millas por hora. Este movimiento crea un viento de átomos interestelares neutros que golpea la Tierra, de los cuales el Helio es el más fácil de medir.

“Dado que el Sol está moviéndose a través de esta nube, los átomos interestelares penetran en el Sistema Solar”, dijo Priscilla Frisch, una astrofísica en la Universidad de Chicago. y la autora líder del artículo. “Las partículas cargadas en el viento interestelar no llegan a alcanzar el sistema solar interno, pero muchos de estos átomos en el viento son neutros. Estos pueden penetrar muy cerca de la Tierra y pueden ser medidos”.

Frisch se intereso en este tema cuando los resultados en Enero de 2012 del Explorador del Límite Interestelar, o IBEX (Interstellar Boundary Explorer) de la NASA, mostraron que el viento interestelar estaba entrando en la heliosfera desde una dirección ligeramente diferente de la que estaba siendo observada por la misión de la NASA Ulysses en los años 90. Frisch y sus colegas salieron en busca de cuanta evidencia de tantas fuentes como pudieran obtener para determinar si bien el nuevo instrumento simplemente proveía datos más precisos, o realmente la dirección del viento solar cambió a lo largo de los años.

Los datos históricos más antiguos del viento interestelar provienen de los años 70 del U.S. Department of Defense's Space Test Program 72-1 y SOLRAD 11B, Mariner de la NASA y el Prognoz 6 soviético. Mientras los instrumentos han mejorado desde los años 70 comparando informaciones de varios grupos de observaciones ayudaron a los investigadores a ganar confianza en los resultados de datos anteriores. El equipo miró en otros siete grupos de datos incluyendo la información del Ulysses de 1990 a 2001, y datos más recientes del IBEX, además de otras cuatro misiones de la NASA: el Solar Terrestrial Relations Observatory o STEREO, el Advanced Composition Explorer, o ACE, el Extreme Ultraviolet Explorer, y el Mercury Surface, Space Enviroment, Geochemistry and Ranging Mission, o MESSENGER, actualmente en órbita alrededor de Mercurio. El onceavo grupo de observaciones viene de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa, Nuzomi.

“La dirección del viento obtenida de los datos más recientes no coinciden con la dirección obtenida de datos más antiguos, sugiriendo que el viento en si mismo ha cambiado durante este tiempo”, dijo Eric Christian, el científico de la misión IBEX en el Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt, Md. “Es un resultado intrigante, que se obtiene mirando en una serie de datos medidos en un puñado de vías diferentes”

Los diferentes conjuntos de observaciones se basaron en tres métodos diferentes para medir el viento interestelar entrante. IBEX y Ulysses directamente miden los átomos de helio neutro a medida que viajan dentro del sistema solar interno. Las medidas del IBEX se hacen cerca de la Tierra, mientras que Ulysses mide cerca de la órbita de Júpiter.

Las primeras mediciones en la década de 1970 observó la fluorescencia que se produce cuando la radiación ultravioleta extrema procedente del Sol dispersa fuera del viento de helio interestelar que pasa por el Sol. Los átomos de Helio neutros son atrapados por la gravedad del Sol, formando un cono. Dado que la radiación del sol rebota estos átomos, estos emiten luz. La medición de esta luz provee información acerca de la dirección de entrada del Helio.

La tercera técnica para medir el Helio del viento yace en el hecho de que después de esta interacción con la radiación solar, una fracción de los átomos de Helio neutro ganan un electrón, convirtiéndose en átomos cargados. Muchos instrumentos en el espacio están diseñados para estudiar partículas cargadas, con instrumentos tales como los de STEREO y ACE. Tales instrumentos pueden medir la dirección longitudinal de las partículas del viento, proveyendo un último grupo de observaciones históricas para completar la imagen.

Desde la perspectiva de la Tierra, el viento interestelar fluye desde un punto justo por encima de la constelación Escorpio. Resultado de 11 naves tomadas durante 40 años muestra que la dirección del viento cambió entre 4 y 9 grados desde los años 70.

Los datos de estas diversas fuentes muestran que la dirección del viento interestelar ha cambiado entre 4 y 9 grados en los últimos 40 años.

“Anteriormente pensamos que el viento interestelar local medio era muy constante, pero estos resultados muestran que es altamente dinámico, así como su interacción con la heliosfera.”, dijo David McComas, principal investigador del IBEX en el Southwest Research Institute en San Antonio, Texas.

Mientras que la razón y el tiempo exacto para el cambio no está claro, Frisch apunta que los científicos saben que nuestro sistema solar está cerca del límite de una nube interestelar. Tal área de la galaxia puede experimentar turbulencia, y a medida que nos lanzamos a través del espacio, la heliosfera podría estar expuesta a diferentes direcciones de viento. Mientras que los científicos no conocen aun con seguridad cómo ocurrió el cambio de dirección del viento, el equipo cree que observaciones adicionales pueden, finalmente, explicar su causa, dándonos aun más información sobre la galaxia que nos rodea.

Fuente: NASA IBEX

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