7/11/18

COSMOGONÍA AZTECA (II)

El quinto Sol


Fray Bernardino de Sahagún, en su obra “La Historia General de las cosas de la Nueva España”, también conocida como “Código Florentino”, recoge la leyenda transmitida por los aztecas, que habla sobre la creación del Quinto Sol y de la Luna.

La leyenda decía así:
Antes de que hubiese día, se reunieron los dioses en Teotihuacan y dijeron: ¿Quién alumbrará el mundo?. Un dios rico, Tecuzitecatl, dijo: Yo tomo el cargo de alumbrar el mundo. ¿Quién será el otro?, y como nadie respondía, se lo ordenaron a otro dios que era pobre y buboso, Nanahuatzin.
Después del nombramiento, los dos comenzaron a hacer penitencia y a elevar oraciones. El dios rico ofreció plumas valiosas de un ave que llamaba quetzal, pepitas de oro, piedras preciosas, coral e incienso de copal. El buboso ofrecía cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey cubiertas con su sangre, y en lugar de copal, ofrecía las postillas de sus bubas.
A media noche se terminó la penitencia y comenzaron los oficios. Los dioses regalaron al dios rico un hermoso plumaje y una chaqueta de lienzo y al dios pobre, una estola de papel. Después encendieron fuego y ordenaron al dios rico que se introdujera en él. Pero tuvo miedo y se echó para atrás. Lo intentó de nuevo y volvió a retirarse, así hasta cuatro veces. Entonces le tocó el turno a Nanahuatzin que cerró los ojos y se metió en el fuego y ardió. Cuando el rico lo vio, lo imitó. A continuación entró un águila, que también se quemó y por eso el águila tiene las plumas de color muy oscuro. Después entró un tigre que se chamuscó y quedó manchado de blanco y negro. Los dioses se sentaron entonces a esperar por dónde saldría Nanauatzin.
Miraron hacia Oriente y vieron salir el Sol muy colorado, tan brillante que no podían mirarlo y lanzando rayos en todas direcciones. Volvieron a mirar hacia Oriente y vieron salir la Luna. Al principio los dos dioses resplandecían por igual, pero uno de los presentes arrojó un conejo a la cara del dios rico y de esa manera disminuyó su resplandor. Todos se quedaron quietos sobre la tierra. Después decidieron morir para dar de esa manera la vida al Sol y la Luna. Fue el Aire quien se encargó de matarlos y a continuación el Viento empezó a soplar y a mover, primero al Sol y más tarde a la Luna”.

Para conmemorar el nacimiento de los astros, se construyeron en Teotihuacán dos pirámides en los sitios donde habían orado ambos dioses antes del sacrificio. La pirámide mayor se llamó Tonatiuh Itzacualli, Casa del Sol, y la menor Meztli Itzacualli, Casa de la Luna.

El quinto Sol se llama Nahui-Ollin (Cuatro-Movimiento), porque está destinado a desaparecer por un terremoto que sacudirá la Tierra, y los monstruos del Oeste, tzitzimime, con apariencia de esqueletos, matarán a todos los seres humanos.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario