DESAPEGO
Necesitas fortaleza para permanecer libre de la influencia de los demás. El desapego es esta fortaleza. Si no logras permanecer desapegado de las influencias no serás capaz de mantener tus pensamientos bajo control. Te hundirás así en una espiral descendente hasta que desaparecerá todo rastro de bienestar interno.
El primer paso en el desapego es comprender quién eres como entidad espiritual. Esto te permite “desapegarte” de tu identidad física y de su mundo de pensamientos y sentimientos limitados, y “apegarte” en cambio a tu personalidad espiritual, el ser de fortaleza y paz interior.
La vida diaria está llena de desafíos a este desapego. Por un lado estará tu conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego no significa alejarse de éstos, sino permanecer consciente de ti mismo como un ser espiritual e interpretar tu papel en el mundo. El desapego es, pues, mantenerte centrado en tu espiritualidad.
El primer paso en el desapego es comprender quién eres como entidad espiritual. Esto te permite “desapegarte” de tu identidad física y de su mundo de pensamientos y sentimientos limitados, y “apegarte” en cambio a tu personalidad espiritual, el ser de fortaleza y paz interior.
La vida diaria está llena de desafíos a este desapego. Por un lado estará tu conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego no significa alejarse de éstos, sino permanecer consciente de ti mismo como un ser espiritual e interpretar tu papel en el mundo. El desapego es, pues, mantenerte centrado en tu espiritualidad.
EXPECTATIVAS
Las expectativas nacen del apego e identificación a una creencia o imagen mental de cómo tienen que ser las cosas. Si exploramos un poco por debajo de la superficie, veremos que generalmente hay un deseo de controlar, de tener control sobre la situación, persona o personas objeto de nuestras expectativas.
Se dice que tener expectativas es hacer una invitación abierta a la irritación. Para identificar y reconocer nuestras expectativas, un método sencillo es auto-observarnos y detectar aquellos momentos en los que se genera intranquilidad o irritabilidad en nuestra mente.
Con una actitud neutral y honesta, en esos momentos en los que detectamos una reacción interna ante algo que está sucediendo, nos podemos preguntar: “¿A qué resultado estoy apegado? ¿Qué es lo que no encaja con mis expectativas?”.
En el momento en que nos damos cuenta y alcanzamos un nivel de comprensión de lo que nos sucede, gran parte del problema ya ha desaparecido. Cuando reconocemos que tenemos expectativas y que éstas nos impiden mantener tranquilidad y estabilidad en nuestra mente, el siguiente paso es aprender a distanciarnos y desapegarnos internamente de las mismas.
Puede ser en relación al comportamiento de una persona, tenemos la expectativa de que nos trate de cierta manera, o de que no nos critique o de que sea amable, y nada de eso sucede. O bien podemos tener la expectativa de que las cosas sucedan de una forma determinada, de acuerdo a nuestros deseos, y nuevamente nada de lo que esperamos sucede. En cualquiera de estos casos, el indicador de que tenemos apego y expectativas es el nivel de estrés e irritación que se genera en nuestra mente.
Liberarse de expectativas es esencial para disfrutar de la vida desde una mente tranquila y abierta. Un principio que nos ayuda a crear la actitud mental necesaria y desapegada para descartar las expectativas es el de que, en realidad, no podemos controlar nada externo a nosotros, pero lo que sí podemos controlar y manejar plenamente es la actitud interna desde la que respondemos a las situaciones de la vida.
Se dice que tener expectativas es hacer una invitación abierta a la irritación. Para identificar y reconocer nuestras expectativas, un método sencillo es auto-observarnos y detectar aquellos momentos en los que se genera intranquilidad o irritabilidad en nuestra mente.
Con una actitud neutral y honesta, en esos momentos en los que detectamos una reacción interna ante algo que está sucediendo, nos podemos preguntar: “¿A qué resultado estoy apegado? ¿Qué es lo que no encaja con mis expectativas?”.
En el momento en que nos damos cuenta y alcanzamos un nivel de comprensión de lo que nos sucede, gran parte del problema ya ha desaparecido. Cuando reconocemos que tenemos expectativas y que éstas nos impiden mantener tranquilidad y estabilidad en nuestra mente, el siguiente paso es aprender a distanciarnos y desapegarnos internamente de las mismas.
Puede ser en relación al comportamiento de una persona, tenemos la expectativa de que nos trate de cierta manera, o de que no nos critique o de que sea amable, y nada de eso sucede. O bien podemos tener la expectativa de que las cosas sucedan de una forma determinada, de acuerdo a nuestros deseos, y nuevamente nada de lo que esperamos sucede. En cualquiera de estos casos, el indicador de que tenemos apego y expectativas es el nivel de estrés e irritación que se genera en nuestra mente.
Liberarse de expectativas es esencial para disfrutar de la vida desde una mente tranquila y abierta. Un principio que nos ayuda a crear la actitud mental necesaria y desapegada para descartar las expectativas es el de que, en realidad, no podemos controlar nada externo a nosotros, pero lo que sí podemos controlar y manejar plenamente es la actitud interna desde la que respondemos a las situaciones de la vida.
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