Nuestra presente raza, la raza Aria, profundamente mental debido al orden que le corresponde en la línea de la evolución racial, tiene asignada la tarea de descubrir el Arquetipo de Verdad, una actividad que deben desarrollar las personalidades autoconscientes mejor dotadas de la raza para poder capar sus significaciones más directas en el plano de la mente. El plano mental está dividido en dos sectores, el concreto y el abstracto. El concreto abarca los cuatro subplanos inferiores, el abstracto los tres superiores, siendo siete los subplanos en que se divide la totalidad de un plano en la vida de la naturaleza.
La investigación esotérica, utilizando métodos de percepción superior a los conocidos en el plano físico y en el orden científico, ha logrado captar el Arquetipo de Verdad que corresponde a la meta de la Quinta Raza Aria en el devenir de su progreso evolutivo. A este Arquetipo se le denomina esotéricamente el Yo Superior, el Ser Causal o el Angel Solar.
En todo caso revela lo que ha será -espiritualmente hablando- el Hombre del futuro. Se manifiesta en forma de Entidad Andrógina, por cuanto la Verdad carece en absoluto de polaridad y está más allá y por encima de las luchas teológicas y dogmáticas acerca de los misterios divinos de la Creación. Su vida y Su expresión son técnicamente Luz y en su espiritual misterio, como cúspide de la evolución de la Raza , se perfila la comprensión del destino creador del hombre y el secreto místico de la Creación Universal.
Las Eras de la humanidad no dependen únicamente de las posiciones de los astros, sino fundamentalmente de las decisiones individuales de los hombres. No me refiero sólo a las condiciones técnicamente descritas como sociales sino también a la presencia de una actividad oculta realizada por la humanidad en su conjunto que determina ciertos condicionamientos -digamos kármicos- en la vida del planeta. Esotéricamente se constata esta actividad silenciosa pero altamente condicionante, capaz de provocar cambios inesperados dentro del “circulo-no-se-pasa” de la Tierra , unos cambios que pueden afectar incluso las decisiones del Señor de Mundo, teniendo en cuenta que la Humanidad en su conjunto constituye aquella parte de la Divinidad que llamamos “las pequeñas voluntades de los hombres”, la cual empezó a funcionar desde el momento cíclico de la Individualización de los hombres animales que los convirtió en seres humanos, en el Cuarto Reino de la Naturaleza.
El sentimiento íntimo de Unidad e integridad penetra en forma de Intuición en las mentes de los hombres avanzados de la Raza y les va descubriendo los inmortales y misteriosos secretos de la Síntesis , de cuya gloria vendrá revestido el Avatar de la Nueva Era.
Un Avatar desde el ángulo esotérico, es una insigne Entidad planetaria, universal o cósmica que aparece cíclicamente en la historia de un planeta, de un sistema solar o de un grupo de universos, llevando la Luz misteriosa de aproximación a los valores inmortales capaces de ser introducidos en las conciencias de las humanidades como la nuestra u otras de tipo superior dentro de un sistema de mundos, a fin de derrocar sistemas caducos y tradicionales, destruir las bases de culturas cristalizadas y borrar del plano de los acontecimientos temporales las ideas y doctrinas trascendidas. La finalidad de esta demoledora actividad a la par constructiva y destructiva, es hacer partícipe a la humanidad de nuevas formas de vida y de conciencia, y de cimentar las bases para un nuevo orden social, estructurado sobre la igualdad de oportunidades, la fraternidad del corazón y la justicia de las actitudes humanas frente al propio destino.
Extracto del Libro: Introducción al Agni Yoga
de Vicente Beltrán Anglada
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