ESTANCIA
X
Así,
de dos a dos, en las Siete Zonas, la Tercera Raza dio nacimiento a la
Cuarta; los Sura se convirtieron en A-sura. La Primera, en todas las
Zonas, fue del color de la luna; la Segunda amarilla como el oro; la
Tercera roja; la Cuarta de color oscuro, que se tornó negro por el
pecado. Los siete primeros vástagos humanos fueron todos de un
color. Los siete siguientes principiaron a mezclarse. Entonces la
Tercera y Cuarta crecieron en orgullo. “Somos los reyes; somos los
dioses”.
Tomaron
esposas de hermosa apariencia. Esposas procedentes de los sin mente,
los de cabeza estrecha. Engendraron monstruos, demonios perversos,
macho y hembra, también Khado (dâkinî), con mentes limitadas.
Construyeron ellos templos para el cuerpo humano. Rendían culto a
varón y hembra. Entonces el Tercer Ojo cesó de funcionar.
ESTANCIA
XI
Ellos
construyeron enormes ciudades. Con tierras y metales raros ellos
construían. De los fuegos vomitados, de la piedra blanca de las
montañas y de la piedra negra, tallaban sus propias imágenes a su
tamaño y semejanza, y las adoraban. Construyeron grandes imágenes
de nueve yatis de alto: el tamaño de sus cuerpos. Fuegos internos
habían destruido la tierra de sus Padres. El agua amenazaba a la
Cuarta. Las primeras Grandes Aguas vinieron. Ellas sumergieron las
Siete Grandes Islas.
Los
Justos todos salvados, los Impíos destruidos. Con ellos perecieron
la mayor parte de los enormes animales producidos del sudor de la
tierra.
ESTANCIA
XII
Pocos
quedaron, algunos amarillos, algunos del color oscuro y negro, y
algunos rojos quedaron. Los del color de la Luna habían desaparecido
para siempre.
La
Quinta producida del tronco Santo quedó; ella fue gobernada por los
primeros Reyes Divinos... (Las Serpientes) que volvieron a descender,
que hicieron la paz con la Quinta, que la enseñaron e instruyeron...
En
la Estancia VIII, detengámonos un
momento a considerar los varios procedimientos consecutivos de
procreación, con arreglo a la ley de la Evolución.
Principiemos
por el modo de reproducción de las últimas subrazas de la Tercera
Raza Humana; por aquellos que se vieron dotados de “Fuego Sagrado”,
de la Fulguración de los Seres superiores y entonces independientes,
que fueron los Padres psíquicos y espirituales del Hombre, como los
Pitri Devatâs inferiores (los Pitris) fueron los Progenitores de su
cuerpo físico. Esa Tercera Raza santa consistía en hombres, a los
cuales se les describía, en su cenit, como “enormes gigantes con
la fuerza y hermosura de dioses, y depositarios de todos los
misterios del Cielo y de la Tierra”. ¿Han caído ellos también,
y, en ese caso, fue la encarnación la “Caída”?
Debemos
observar sobre ellos que los Dioses y Héroes principales de la
Cuarta y Quinta Razas, como antigüedad menor, son las imágenes
deificadas de estos Hombres de la Tercera. Los días de su pureza
fisiológica, y los de su llamada Caída, han sobrevivido tanto en el
corazón como en la memoria de sus descendientes. De aquí la
naturaleza dual que presentan estos Dioses, cuyas virtudes así como
sus pecados han sido exaltados hasta el último extremo en las
biografías compuestas por la posteridad.
Fueron
ellos las Razas Pre-Adámicas y Divinas, de las cuales la misma
Teología, para la que todas ellas son “razas cainitas y
maldecidas”, principia ahora a ocuparse.
Pero,
en primer término, debemos tratar de la acción de los “Progenitores
Espirituales” de aquella Raza.
En
la Estancia VII, hay que explicar un
punto difícil y abstruso:
CUANDO
EL EXUDADO PRODUJO AL NACIDO DEL HUEVO, AL DOBLE, AL POTENTE, AL
PODEROSO CON HUESOS, LOS SEÑORES DE LA SABIDURÍA DIJERON: “AHORA
CREAREMOS”.
¿Por
qué “ahora” y no antes? Esto lo explica lo que sigue:
LA
TERCERA RAZA SE CONVIRTIÓ EN EL VÂHAN DE LOS SEÑORES DE LA
SABIDURÍA. CREÓ HIJOS DE LA VOLUNTAD Y DEL YOGA, POR KRIYÂSHAKTI
LOS CREÓ, LOS SANTOS PADRES. ANTECESORES DE LOS ARHATS.
¿Cómo
fue que ellos “crearon”, dado que los “Señores de la
Sabiduría” son idénticos a los Devas indos que se negaron a
“crear”? Evidentemente Ellos son los Kumâras del Panteón Hindú
y de los Purânas, los Hijos Mayores de Brahmâ.
Sanandana
y los otros hijos de Vedhas (quienes), creados previamente por él...
sin deseos ni pasiones, (permanecieron castos) inspirados por santa
sabiduría... y sin deseos de progenie.
El
poder, por el cual crearon primeramente, es lo que ha sido causa de
su degradación desde su alto estado a la posición de Malos
Espíritus, de Satán y de su Hueste, creados a su vez por la impura
fantasía de los credos exotéricos.
Este
poder fue el de Kriyâshakti, ese misterioso y divino poder latente
en la voluntad de cada hombre, y el cual, si no es llamado a la vida,
animado y desarrollado por la práctica Yoga, permanece dormido en
999.999 hombres de cada millón, y así se llega a atrofiar.
Este
poder es explicado en los “Doce Signos del Zodíaco” como sigue:
Kriyâshakti:
El misterioso poder del pensamiento que le permite producir
resultados fenomenales, externos, perceptibles por su propia energía
inherente. Los antiguos sostenían que cualquier idea se manifestará
externamente si se concentra la atención de uno (y la voluntad)
intensamente en ella. Igualmente, una intensa volición será seguida
por el resultado que se desea. La Tercera Raza había creado así a
los llamados HIJOS DE VOLUNTAD Y DE YOGA, o los “Antecesores”
-los Antepasados Espirituales- de todos los Arhats subsiguientes y
actuales, o Mahâtmâs, de un modo verdaderamente inmaculado. Fueron,
a la verdad, creados, no engendrados, como lo fueron sus hermanos de
la Cuarta Raza, que fueron engendrados sexualmente después de la
separación de los sexos, la “Caída del Hombre”. Pues la
creación no es sino el resultado de la voluntad operando sobre la
Materia fenomenal; el hace salir de ella la Luz Primordial Divina y
la Vida Eterna. Fueron ellos el “Grano de la Semilla Santa” de
los futuros Salvadores de la Humanidad.
El
orden de la evolución de las Razas Humanas se encuentra como sigue
en el Libro Quinto de los Comentarios, según ya se ha
expuesto: Los primeros hombres fueron Chhâyâs 1º; los Segundos los
“nacidos del Sudor” 2º; los terceros “los nacidos del Huevo”
y los santos Padres nacidos por el poder de Kryâshakti 3º; los
Cuartos fueron los hijos de Padmapâni (Chenresi) 4º. Por supuesto,
tales modos primitivos de procreación -por la evolución de la
propia imagen, por gotas de sudor; después de eso, por Yoga; y luego
por lo que la gente considerará como mágico (Kriyâshakti)- están
condenados de antemano a ser considerados como cuento de hadas. Sin
embargo, desde el primero al último nada hay realmente en ellos de
milagroso, ni nada que no pueda demostrarse que sea natural.
Esto
hay que probarlo. 1º El nacimiento Chhâyâ, o el modo primordial de
procreación sin sexos -la Primera Raza habiendo emanado, por decirlo
así, de los cuerpos de los Pitris- se halla aludida en una alegoría
cósmica de los Purânas. Es la hermosa alegoría e historia de
Sanjnâ, la hija de Vishvakarman, casada con el Sol, quien “no
pudiendo resistir los fervores de su Señor”, le dio su Chhâyâ
(sombra, imagen o cuerpo astral), mientras que ella se retiró a la
espesura para practicar devociones religiosas o Tapas. El Sol,
creyendo que la Chhâyâ era su esposa, engendró hijos con ella,
como Adán con Lilith, también una sombra etérea, como en la
leyenda, aunque monstruosa hembra real viviente hace millones de
años.
Pero
quizás este ejemplo pruebe muy poco, excepto quizá la exuberante
fantasía de los autores Puránicos. Tenemos preparada otra prueba.
Si las formas materializadas, que a veces se ven emanar de los
cuerpos de ciertos mediums, pudiesen fijarse y hacerse sólidas en
lugar de desvanecerse, la “creación” de la Primera Raza sería
perfectamente comprensible. Esta clase de procreación no dejará de
ser sugestiva para el estudiante. Ni el misterio ni la imposibilidad
de tal procedimiento son ciertamente mayores -al paso que es mucho
más comprensible para la inteligencia del verdadero pensador
metafísico- que el misterio de la concepción del feto, su gestación
y nacimiento como niño, como actualmente lo conocemos.
Extracto:
La Doctrina Secreta – H.P. Blavatsky
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