ESTANCIA
I
El
Lha que dirige al Cuarto, es Servidor de los Lha(s) de los Siete, los
que giran, conduciendo sus Carros alrededor de su señor, el Ojo
Único (de nuestro Mundo). Su Aliento dio Vida a los Siete. Dio Vida
al Primero.
Dijo
la Tierra: “Señor de la Faz Resplandeciente, mi casa está
vacía... Envía tus Hijos a poblar esta Rueda. Has enviado tus Siete
Hijos al Señor de la Sabiduría. Siete veces te ve él más próximo
a sí, siete veces más él te siente. Has prohibido a tus
Servidores, los Anillos pequeños, recoger tu Luz y tu Color,
interceptar a su paso tu gran Munificencia. Envía ahora la misma a
tu Servidor”. Dijo el Señor de la Faz Resplandeciente: “Yo te
enviaré un Fuego cuando haya comenzado tu obra. Eleva tu voz a otros
Lokas; acude a tu Padre el Señor del Loto, en demanda de sus
Hijos... Tu Gente estará bajo el mando de los Padres. Tus Hombres
serán mortales. Los Hombres del Señor de la Sabiduría, no los
Hijos de Soma, son inmortales. Cesa en tus quejas. Tus Siete Pieles
están aún sobre ti... Tú no estás preparada. Tus Hombres no están
preparados”.
Después
de grandes sufrimientos desechó ella sus Tres Pieles viejas, se puso
las Siete Pieles nuevas, y afirmóse en la primera.
ESTANCIA
II
La
Rueda volteó por treinta crores más. Construyó Rûpas; Piedras
blandas que se endurecieron; Plantas duras que se ablandaron. Lo
visible de lo invisible, Insectos y pequeñas Vidas. Ella las sacudía
de su dorso cuando invadían a la Madre... Después de treinta
crores, se volvió por completo. Reposaba sobre su dorso; sobre un
costado... No quería llamar a Hijos del Cielo, no quería buscar a
hijos de la Sabiduría. Ella creó de su propio Seno. Produjo Hombres
Acuáticos, terribles y perversos.
Los
Hombres Acuáticos, terribles y perversos, los creó ella misma de
los restos de otros. De los desperdicios y el fango de su Primera,
Segunda y Tercera los formó. Los Dhyânis vinieron y miraron... los
Dhyânis procedentes del resplandeciente Padre-Madre, vinieron de las
Blancas Regiones, de las Mansiones de los Mortales Inmortales. Ellos
se disgustaron. “Nuestra Carne no está ahí. No hay Rûpas aptos
para nuestros Hermanos de la Quinta. No hay Moradas para las Vidas.
Aguas puras, no turbias, deben ellos beber. Sequémoslas”.
Las
Llamas vinieron. Los Fuegos con las Chispas; los Fuegos de la Noche y
los Fuegos del Día. Ellos secaron las Aguas turbias y obscuras. Con
su calor las agotaron. Los Lhas de la Altura y los Lhamayin de Abajo,
vinieron. Hicieron morir a las Formas de dos y de cuatro caras.
Lucharon con los Hombres-Cabríos, con los Hombres de Cabeza de Perro
y con los Hombres con cuerpos de pez. El agua Madre, el Gran Mar,
lloró. Ella se levantó, desapareció en la Luna, que la había
elevado, que la había hecho nacer. Cuando fueron destruidos, la
Tierra Madre quedóse vacía. Pidió que la secaran.
ESTANCIA
III
El
Señor de los Señores vino. Del Cuerpo de ella él separó las
Aguas, y aquello fue Cielo arriba; el Primer Cielo. Los grandes
Chohans llamaron a los Señores de la Luna, de los Cuerpos Aéreos:
“Producid Hombres, Hombres de vuestra naturaleza. Dadles las Formas
internas, ella construirá vestiduras externas. Machos-Hembras serán,
señores de la Llama también...” Ellos fueron cada uno a su Tierra
destinada; Siete de ellos, cada uno a su Lote. Los señores de la
Llama se quedaron detrás. No querían ir; no querían crear.
ESTANCIA
IV
Las
Siete Huestes, los “Señores Nacidos por la Voluntad”, impulsados
por el Espíritu Dador de Vida, separaron a los Hombres de ellos
mismos, cada uno en su propia Zona. Siete veces siete Sombras de
Hombres Futuros nacieron. Cada una de su propio Color y Especie. Cada
una inferior a su Padre. Los Padres, los Sinhuesos, no podían dar la
Vida a Seres con Huesos. La progenie de Ellos fue Bhûta, sin Forma
ni Mente. Por esa razón son ellos llamados la raza Chhâyâ.
¿Cómo
nacieron los Mânushya? ¿Cómo se formaron los Manus con mentes?.
Los Padres llamaron en su ayuda a su propio Fuego, que es el Fuego
que arde en la Tierra. El Espíritu de la Tierra llamó en su ayuda
al Fuego Solar. Estos Tres, con sus esfuerzos reunidos, produjeron un
buen Rûpa. Podía estar de pie, andar, correr, reclinarse o volar.
Sin embargo, no era aún más que un Chhâyâ, una Sombra sin
Entendimiento... El Aliento necesitaba una Forma; los Padres se la
dieron. El Aliento necesitaba un Cuerpo denso; la Tierra lo modeló.
El Aliento necesitaba el Espíritu de Vida; los Lhas Solares lo
exhalaron en su Forma. El Aliento necesitaba un Espejo de su Cuerpo;
“¡Nosotros le dimos el nuestro!” -dijeron los Dhyânis. El
Aliento necesitaba un Vehículo de Deseos; “¡Lo tiene!” -dijo el
Agotador de las Aguas. Pero el Aliento necesitaba una Mente para
abarcar el Universo; “¡No podemos dar eso!” -dijeron los Padres.
“¡Jamás la tuve!” -dijo el Espíritu de la Tierra. “¡La
Forma sería consumida si yo le diera la mía!” -dijo el gran
Fuego... El Hombre permaneció un Bhûta vacío e insensato... Así
dieron la Vida los Sin-huesos a los que se convirtieron en Hombres
con Huesos en la Tercera.
Extracto:
La Doctrina Secreta – H.P. Blavatsky
Hola, que significa todo esto que escribió H.P. Blavatsky?
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