Cuando el Manu hubo formado el tipo de Su Raza, la condujo hacia Asia Central, allí se estableció por largo periodo de tiempo, allí se fijó la residencia de la Raza de donde debían surgir sus diversos brotes.
Entonces
tuvo lugar la primera gran emigración, hace quizás unos 850.000
años. La primera subraza llamada a menudo la Aria, aunque este
nombre abarca a toda la Quinta Raza, fue conducida hacia el sur, a
través del gran cinturón de los Himalayas y se estableció en la
India del norte, en Aryavarta. A su cabeza estaban los "siete
Rishis"; Marichi, Atri, Pulastya, Pulaha (Kavi?), Angiras
(Kratn?), Kardama y Daksha -variando estos nombres en los distintos
catálogos- los cuales habían durante largo tiempo dirigido la
evolución. En el Manusmriti vemos estos nombres, excepto que Daksha
es llamado Prachetas. Con estos se hallaban además otros tres,
completando así los "diez Rishis", Vashishtha, Bhrigu y
Narada. Estos Rishis condujeron a la primera subraza hacia la India,
dividida ya en cuatro castas por el Manu. Bajo la dirección de sus
Reyes divinos peleó contra los pueblos que ocupaban las tierras de
donde procedía; contra los Titanes que quedaban de la tercera Raza,
y contra los Daityas y Rakshasas de la cuarta. ¿Quién no conoce la
historia de Ramachandra peleando contra los Rakshasas bajo las
órdenes de su gran Rey Ravana, y extendiendo su imperio desde los
Himalayas hasta el mar del sur?
Debe
bastarnos recordar que estos Arios recibieron directamente el Zodiaco
de manos de los Hijos de voluntad y de yoga, quienes vivieron entre
ellos como instructores, de "Las Serpientes que volvieron a
descender, que hicieron la paz con la quinta, y que la enseñaron e
instruyeron", se nos dice, que trajeron consigo de Asia Central
el lenguaje Senzar, la "lengua sacerdotal secreta", el
verdadero "lenguaje de los Dioses", del cual se derivó el
sánscrito, la lengua del misterio de los Iniciados todavía, y que
de entre ellos surgieron los Veinticuatro Buddhas, todavía
reverenciados entre los Jainas como los Veinticuatro Tirthamkaras.
La
segunda subraza de la Quinta Raza, la Ario-Semítica, emigró desde
Asia Central hacia occidente; pobló Afganistán, pasó a lo largo
del Oxus, y cruzando el Eufrates, penetró en Arabia y Siria. Esta
subraza, deteniéndose a lo largo de esta marcha, arianizó gran
número de tribus turanias y akadias, y los grandes Imperios de
Asiria y Babilonia surgieron como resultado de sus energías.
Los
fenicios, los últimos egipcios y los antiguos griegos procedían de
su unión con la séptima subraza Atlante. "Las ultimas siete
dinastías de que se habla en los anales egipcios y caldeos",
dice H. P. B., pertenecen a la Quinta Raza. Algunos brotes de esta
Raza se dirigieron hacia el oriente, y mezclándose con la subraza
Mongola que habitaba a lo largo del litoral de China, dió nacimiento
a los chinos de las costas, así como a la familia que actualmente se
sienta en el Trono del Dragón de China.
La
tercera subraza, la Irania, se dirigió, siguiendo las huellas de la
segunda, guiada por Zarathustra hacia el norte y oriente, en su
mayor parte se estableció en Afganistán y Persia, viviendo el gran
Profeta en este último país. Algunos de sus brotes llegaron hasta
Arabia, y luego penetraron en Egipto, mezclándose allí con los
egipcios atlantes.
Estas
dos últimas subrazas atrajeron a la población de la cuarta Raza al
culto de Surya, el Sol, a cuyos sacerdotes se les daba el nombre de
Magos. Estos Magos pretendían proceder de Shakudvipa, o Shvetadvipa,
la Isla Blanca, y esta pretensión estaba bastante bien fundada,
teniendo en cuenta su remoto origen, pues toda verdadera doctrina
procedió de los moradores de esta Tierra Bendita, ya sea que este
nombre se emplease para significar la imperecedera Tierra Sagrada, o
en sustitución del de Ciudad Santa, Shamballa, situada en el
Desierto de Gobi.
Dirigidos
por los Instructores de la segunda subraza, estos Imperios abrazaron
el Sabeísmo, el culto de los Seres que gobiernan las esferas
celestes, los "Ángeles de las Estrellas", y el culto
caldeo a las mayores alturas de sabiduría y pureza, pues los Magos
caldeos eran astrónomos y astrólogos que estaban profundamente
versados en la ciencia de los cuerpos celestes, y ellos eran quienes
dirigían el Estado por medio de instrucciones basadas en el estudio
de las estrellas.
En
los tiempos de la tercera subraza, dirigida por sus Instructores, a
cuya cabeza se hallaba el primer Zarathushtra -cuyo nombre paso desde
uno a otro Instructor hasta el numero de catorce- fue prohibido el
culto de los Ángeles de las Estrellas a consecuencia de los abusos
que se cometían, y se dió al Fuego como a único símbolo
permisible de la Deidad. Los sabios de Persia, llamados también
frecuentemente Magos, eran más partidarios de la química que de la
astronomía, debido en parte a la gran importancia que tiene por lo
que a la agricultura se refiere, a la cual la subraza Irania se
dedicaba preferentemente. Esta preferencia por la química les
condujo a un gran desarrollo de la alquimia, y muchas huellas de su
poder pueden encontrarse en Egipto con respecto a la misma.
La
cuarta subraza, Ia Céltica, emigró, dirigida por Orfeo, hacia
occidente, pasando más allá de los límites de sus predecesoras.
Primero pobló Grecia con los últimos griegos; luego se esparció
por Italia y hacia el norte de Francia, y más todavía hacia el
norte, penetró en las antiguas tierras Atlantes de Irlanda y
Escocia, poblando, además, la joven tierra de Inglaterra.
Es
interesante observar de que modo la simbología del Dragón y de la
Serpiente, como nombres aplicados a los Iniciados elevados, aparecen
entre todos estos pueblos tan estrechamente relacionados. Los
Hierofantes de Babilonia y Egipto, los druidas, los fenicios, todos
son hijos del Dragón o la Serpiente. Este símbolo procedió de los
Atlantes, y hasta de los Lemures, y así paso sucesivamente a la
Quinta Raza. En México y por América se presenta a cada paso como
uno de los símbolos universales perteneciente a los primitivos
Instructores de la humanidad.
La
quinta subraza, la Teutonica, emigró también hacia occidente,
poblando toda la Europa Central, actualmente se extiende por el
mundo. Ha poblado la mayor parte de América del Norte, expulsando al
antiguo tronco Atlante. Se ha posesionado de Australia y Nueva
Zelanda, los restos de la más antigua Lemuria y las reliquias de
esta decadente raza se van extinguiendo ante ella, destinada a
constituir un vasto Imperio y a dirigir los destinos de la
civilización. Sin embargo, también fenecerá a medida que se vayan
sucediendo las edades, y Krauncha seguirá a Plaksha, Shalmali y
Kusha. Entonces debe alzarse Shaka como continente de la Sexta Raza
Raíz, surgiendo del punto en donde se halla actualmente América del
Norte, pues la mayor parte de esta tierra había sido previamente
cuarteada por los terremotos y fuegos volcánicos. Shaka fenecerá a
su vez sumergido por las olas, como lo fue Kusha y Pushkara. El
séptimo continente, surgirá y florecerá, siendo su centro cerca
del punto en donde ahora se halla América del Sur. Entonces llegará
el fin de nuestro globo, la conclusión de su larga y extraordinaria
historia, sumergiéndose en un sueño tranquilo, después de su
dilatado día de labor y vigilia.
Los
mundos fenecen, una Ronda se sucede a otra Ronda, una Cadena sigue a
otra Cadena; pero el Espíritu eterno que ahora se reviste de cuerpos
humanos, El solo persiste y persiste eternamente.
Extracto
del libro Genealogía del Hombre - Annie Besant
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