12/2/20

ADAM–ADAMI (II)


Los detalles dados por el Dios en beneficio e instrucción de los mortales, presentan períodos de duración incalculable y una serie de reinos y dinastías innumerables, que precedieron a la aparición de Adami (la tierra–roja) sobre la Tierra.
Estos períodos, como era de suponer, soliviantaron a los defensores de la cronología de la letra muerta bíblica hasta el punto de ponerlos casi furiosos, De Rougemont fue el primero en promover un levantamiento contra el traductor. Le reprocha sacrificar a Moisés ante autores anónimos.
Beroso, dice él, por grandes que fueran sus errores cronológicos, estaba, por lo menos, perfectamente de acuerdo con el profeta respecto de los primeros hombres, puesto que habla de Alorus–Adam, de Xisuthros–Noé y de Belos–Nimrod, etc. Por tanto, añade, la obra debe ser apócrifa y digna de figurar con sus contemporáneas: el Libro Cuarto de Esdras, el Libro de Enoch, los Oráculos Sibilinos y el Libro de Hermes, todos los cuales no se remontan más allá de dos o tres siglos antes de Cristo.

Ewald fue aún más duro con Chwolson, y finalmente, M. Renan, en la Revue Germanique le dice que presente pruebas de que su Nabathean Agriculture no fue la obra fraudulenta de algún judío del tercer o cuarto siglo de nuestra Era. No puede ser de otro modo, arguye el autor de la Vida de Jesús, pues en este infolio sobre Astrología y hechicería reconocemos en los personajes presentados Por Qû–tâmy a todos los Patriarcas de las leyendas bíblicas, tales como Adam–Adami, Anouka,–Noé, y su Ibraim–Abraham, etc. Pero esto no es una razón, puesto que Adán y otros nombres son genéricos.
Con todo, exponemos humildemente que considerado una obra apócrifa, aunque sea del siglo III antes de Cristo, en lugar del siglo XIII antes de Cristo, es bastante antigua para parecer genuina como documento, y satisfacer las pretensiones del arqueólogo y del crítico más exigentes. Pues admitiendo, en favor del argumento que esta reliquia literaria haya sido compilada por algunos judíos del III siglo de nuestra Era, ¿qué importa esto?.
Dejando a un lado por un momento la credulidad de sus doctrinas, ¿por qué razón ha de tener menos derecho a ser atendida o ha de ser menos instructiva, en el sentido de que cualquier otra obra religiosa, también compilación de antiguos textos o de tradiciones orales de la misma época o posterior?.

En tal caso deberíamos rechazar y llamar “apócrifo” al Corán, de tres siglos posterior, aunque sabemos que surgió directamente del cerebro del profeta árabe; y tendríamos que desdeñar todos los informes que podemos obtener del Talmud, el cual, en su forma actual, fue también compilación de otros materiales, y no es más antiguo que el siglo IX de nuestra Era.


No hay comentarios:

Publicar un comentario