22/6/20

ORIGEN DEL CALENDARIO (I)

                                     Ciclo Lunar


El término calendario es sinónimo de almanaque y ambas voces difieren sólo en la etimología.
Calendario es una voz latina de calendae, palabra ya usada en castellano en el siglo XIII y de uso más antiguo que almanaque, que proviene del árabe manah.

El término “almanaque”, significa registro de todos los días del año, distribuidos por meses y con datos astronómicos e indicaciones relativas a las fiestas religiosas y civiles, fases de la Luna, santoral y todo tipo de información útil para el hombre del campo.

Buscando el origen del calendario nos encontraremos con que en las civilizaciones antiguas se utilizaba el Calendario Lunar para medir el paso del tiempo. El paso de un mes a otro la señalaba la órbita de la Luna. Es decir, cuando el satélite natural de la Tierra regresaba a su fase inicial, se daba por finalizado dicho periodo. Pasados 12 meses lunares, se contemplaba que se había completado un año.

Pero pasado el tiempo, debido a las cosechas y la agricultura, se tenía la necesidad de contemplar también las estaciones, y por este motivo se crearon losmcalendarios lunisolares. Estos calendarios formaban grupos de periodos climáticos con sus respectivos meses lunares.

El calendario sumerio.

Para encontrar el primer calendario de la historia, debemos remontarnos más de 5.000 años atrás. Los sumerios, habitantes de la región de Mesopotamia, fueron un pueblo tremendamente avanzado y también el primer pueblo que dividió el día en varias partes. Concretamente en doce danna de treinta ges cada una. Es decir, dividían los días en doce horas, y cada hora a su vez, estaba dividida en 30 partes.

El calendario babilonio.

Los babilonios idearon el sistema que llevó a fragmentar el día en veinticuatro horas de sesenta minutos. El número sesenta representa la sexta parte de la circunferencia, cifra que obtuvieron multiplicando cinco -número de los planetas conocidos entonces: Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter- por los doce meses del año. El calendario babilonio no tenían en cuenta la noche.

Entre el segundo y el primer milenio anteriores a la era cristiana, los babilonios añadieron un mes a su calendario, que ya era de doce meses, para corregir y compensar los errores de algunos astrónomos.

El calendario egipcio.

Los egipcios emplearon el día de veinticuatro horas para uso en ceremonias y del templo. Eligieron ese cómputo porque los astrólogos comprobaron que la esfera celeste mostraba al anochecer doce estrellas brillantes. A partir del año 2.780 a.C. Egipto creó un calendario solar de uso sacerdotal que fijaba la duración del año en 365 días.

El calendario egipcio trataba de indicar con exactitud los días en que caían las crecidas periódicas del Nilo, elemento esencial en la vida de aquel país. Observaron durante cincuenta años sus crecidas y anotaron todos los datos al respecto. Este calendario fue divido en doce meses de treinta días, y como sobraban cinco decretaron que tales días sobrantes fueran festivos.

El calendario griego.

El poeta griego Hesiodo, del siglo VIII a.C., escribe que en su tiempo los griegos utilizaban un calendario solar que habían heredado de sus ancestros de la Edad del Bronce, los egeos. Echando mano de conocimientos botánicos campesinos muy rudimentarios y de datos astronómicos reunidos a lo largo de muchas generaciones, por lo que también en la Grecia primitiva el modo de computar los días era solar y muy antiguo.

Pero por entonces todavía no se contaba el tiempo en años, cosa que se generalizó a partir de 747 a.C., gracias a lo cual se puso orden en la cronología, tan útil para la Historia. No obstante, no era fácil a veces hacer frente a los desajustes y errores de cálculo debidos a las variaciones de los calendarios.
Continuará...

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