Tras
diez años de trabajo para descifrar las inscripciones del antiguo
"mecanismo de Antikythera", el Instituto para el Estudio
del Mundo Antiguo en Nueva York ha revelado que entre sus utilidades,
sirvió para hacer predicciones astrológicas.
En
1900 el buceador Elías Stadiatos se sumergía en la costa sudeste de
Grecia, muy cerca de la minúscula isla de Antikythera, para
conseguir esponjas, y a 40 metros de la superficie descubrió unas
estatuas de bronce. Cuando el capitán Kondos ordenó a sus hombres
que exploraran detenidamente la zona, se supo que las estatuas de
bronce iban a bordo de un pecio romano hundido en el mar Egeo en el
año 80 a.C., joyas, muebles, ánforas de vino… Un auténtico
tesoro. Pero el artefacto más valioso del cargamento pasó entonces
inadvertido. Se trataba de una caja de madera carcomida, de 32 cm. de
largo, 16 de ancho y 10 de alto que, debido a las precarias
condiciones, se deshizo en pedazos al llegar a la superficie. Esta
circunstancia, permitió que quedaran expuestos algunos engranajes
que habían en su interior y el artefacto pasó a ser conocido como
el mecanismo de Antikythera.
Tras
años condenado al ostracismo, el mecanismo de Antikythera ha sido
objeto de diversos estudios. Hasta ahora se habían centrado en los
engranajes similares a los de un reloj de repisa de chimenea. Pero,
en lugar de horas y minutos, los punteros en el disco delantero
seguían los movimientos del Sol, la Luna y los planetas. Dos diales
en espiral en la parte de atrás funcionaban como un calendario y
para la predicción de eclipses. El autor principal Alexander Jones,
del Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en Nueva York, estima
que el mecanismo original contó probablemente con hasta 20.000
caracteres.
Según
informa Smithsonianmag.com, las letras son muy pequeñas, algunas de
menos de un milímetro y oculta bajo la superficie de los fragmentos
oxidados. Jones y sus colegas utilizaron la tomografía computarizada
para revelar nuevas secciones de texto y actualizar las lecturas
anteriores.
Texto
por encima y por debajo de los diales describen las salidas y puestas
de constelaciones estelares en varias fechas durante todo el año.
Jones muestra que este calendario estelar o "parapegma,"
fue más extenso de lo pensado, enumerando al menos 42 eventos,
incluyendo solsticios y equinoccios solares.
Los
investigadores utilizaron los nuevos datos para estimar con precisión
más probable la ubicación del astrónomo que compiló el parapegma.
Coinciden con una latitud de alrededor de 35 grados. Esto descarta
Egipto o el norte de Grecia, y que el objetivo perfecto era la isla
griega de Rodas. También consideran que personas diferentes
realizaron los grabados, lo que sugiere que el dispositivo se realizó
en el contexto de un taller o negocio familiar, no por un solo
mecánico.
Jones
cree que tales predicciones no tienen ninguna base astronómica.
Opinan que estas características tenían un propósito de
anticiparse al futuro, así como "una astrología a gran
escala". Los griegos heredaron esta creencia de los babilonios,
cuyos sacerdotes eran astrónomos obsesionados con ver los cielos en
busca de malos augurios.
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