Escarabajo Corazón
El
escarabajo tenía una gran importancia en el culto funerario egipcio.
Generalmente era tallado en piedra verde y colocado en el pecho de
los difuntos, para proteger el corazón y sustituirle durante la
momificación. El propósito del “escarabajo del corazón” era
asegurarse de que el corazón no testimoniaría contra el difunto en
el juicio de los muertos. Otra posibilidad es la sugeridas por las
palabras de transformación de los Textos de los Sarcófagos, que
afirman que el alma de los difuntos puede transformarse (xpr) en un
humano, un dios, o un pájaro y reaparecer en el mundo de los vivos.
Quizás
el ejemplo más famoso de “escarabajos del corazón” es el de
color verde amarillento encontrado entre las provisiones de la tumba
de Tutankamón, tallado en un gran trozo de mineral cristalino del
desierto libio.
La
forma de escarabajo (Scarabaeus sacer egipcio) representaba al Sol
naciente, y era símbolo de la resurrección en la mitología
egipcia. Varias especies de escarabajos peloteros, principalmente el
Scarabaeus sacer, gozaron de un estatus sagrado entre los egipcios.
En vida proporcionaba protección contra el mal, visible o invisible,
dando diariamente fuerza y poder. En la muerte, quien lo portaba
adquiría la posibilidad de resucitar y alcanzar la vida eterna.
El
escarabajo estaba vinculado con el dios Khepri (xpr), forma de Ra
como Sol naciente, era el símbolo de la constante transformación de
la existencia. Su nombre jeroglífico se translitera como o xpr, y se
traduce como “convertir” o “transformar”. El término
derivado xprw se traduce como “forma”, “transformación”,
“suceso”, “modo de ser” o “el autocreado”, dependiendo
del contexto puede tener significado existencial, ficticio u
ontológico.
Antiguamente
se creía que el escarabajo era solamente de género masculino y que
se reproducía depositando el semen en una bola de estiércol. La
supuesta auto-reproducción del escarabajo lo asemeja a Khepri, que
se creó así mismo de la nada. Por otra parte, la bola de estiércol
rodada por el escarabajo pelotero se asemeja al Sol.
Plutarco
escribió: Los egipcios creyeron que Khepri renovaba el Sol cada día
tras su desaparición en el horizonte, llevándole a través del
mundo subterráneo, Duat, después del ocaso para renovarle otra vez
al día siguiente.
Algunas
tumbas reales del Imperio Nuevo exhiben una imagen triple del dios
del Sol, con el escarabajo como símbolo del Sol de la mañana. El
techo astronómico en la tumba de Ramsés VI relata la “muerte”
cada noche y el “renacimiento” del Sol como siendo tragado por
Nut, diosa del cielo, y reapareciendo de su matriz como Khepri. La
imagen del escarabajo asociado a ideas de transformación, renovación
y resurrección, es ubicua en el arte religioso y funerario egipcio
antiguo.
También
eran utilizados como sellos de representación del rey, su familia, y
algunos dignatarios, durante el segundo periodo intermedio de Egipto
(Hicsos). Son una de las principales fuentes de información de la
dinastía XIV y la XV. Se han encontrado, además de en Egipto, en
Canaán y Kush.
Muchos
animales utilizan los cuerpos celestes para navegar la Tierra, pero
seguramente uno de los fenómenos de astronavegación más
sorprendente fue descubierto hace un par de años.
Investigadores
de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica descubrieron
que
los escarabajos peloteros utilizan la Vía Láctea para
orientarse.
El descubrimiento fue fruto del interrogante de cómo estos insectos podían rodar rectamente una pelota en noches sin luna. Esto hizo que los investigadores consideraran la posibilidad de que utilizaban la luz de las estrellas.
El descubrimiento fue fruto del interrogante de cómo estos insectos podían rodar rectamente una pelota en noches sin luna. Esto hizo que los investigadores consideraran la posibilidad de que utilizaban la luz de las estrellas.
Estos
insectos se guían por la luz de la galaxia para poder moverse en
línea recta, es vital en el acto de enterrar el excremento que luego
será alimento para sus crías y escapar de otros escarabajos que
quieren robar su pelota.
Para
el experimento en cuestión se llevó a los escarabajos al Planetario
de Johanesburgo y se hicieron pruebas en la que se descubrió que los
escarabajos sólo podían orientarse de manera efectiva cuando estaba
presente la Vía Láctea. Cuando se bloqueó el acceso a la luz, los
escarabajos rodaban sus pelotas sin rumbo.
La
investigación evoca en cierta forma al dios Khepri, deidad solar
representada como un escarabajo. Los egipcios hicieron la conexión
simbólica entre el acto de rodar bolas de excremento y el movimiento
del Sol en el firmamento, y también de la regeneración y el
renacimiento en el hecho de que los jóvenes escarabajos emergen de
los huevos dentro del excremento ya formado.
Sería
interesante investigar si esta deidad tenía alguna relación también
con la Vía Láctea, la cual para los egipcios estaba conectada con
el río Nilo en la analogía del macro y el microcosmos.
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