Trece son las calaveras de cristal repartidas por todo el mundo. Están en manos de propietarios privados o algunos museos, a lo largo del último siglo, se ha especulado con todo tipo de teorías respecto al origen y a la autenticidad de estas reliquias de hace 36.000 años.
Las incógnitas sobre estos cráneos son innumerables y contemplan desde su origen milenario en la civilización Maya hasta hechos paranormales o relacionados con la ufología y el "más allá". De hecho, las fuentes más pseudocientíficas se atreven a confirmar que provienen de civilizaciones superiores a la nuestra y que el ser humano aún no está preparado para descifrar el mensaje que dichas calaveras contienen. Según esta misma teoría, cuando lo estemos serán juntados los 13 cráneos de cristal y se averiguará el secreto.
A pesar de que se ha hablado y especulado mucho estas últimas décadas, son pocas las pruebas que se han aportado sobre la autenticidad de las piezas. La más famosa de todas es la llamada "Calavera Destino". Fue presentada en sociedad en 1943 por F.A. Mitchell-Hedges, un aventurero británico que había participado, dos décadas antes, en una expedición realizada a las ruinas mayas de Lubaantun en Honduras Británica (actualmente Belice).
La calavera es un cráneo tallado en cuarzo con un peso aproximado de cinco kilos y unos 22 centímetros de diámetro. A pesar de recibir toda clase de mimos científicos estos últimos 50 años, nadie ha conseguido esclarecer los contradictorios informes. Debido al material del que está hecho (cuarzo piezoeléctrico) no se ha podido datar mediante el método del carbono 14, pero técnicas más modernas de investigación descartan que la calavera tenga mucho más de 150 años de antigüedad; una conclusión que choca frontalmente con la investigación realizada en 1970 en los laboratorios de la empresa Hewlett-Packard de California. Los expertos de HP llegaron a determinar que para la realización de la calavera hubiesen hecho falta tres siglos de trabajo. Tanto los prismas ubicados en la base, como las lentes pulidas a mano de los ojos, se combinan para producir un brillo muy intenso. El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, el tallado con otras piedras preciosas de igual o superior dureza (como el diamante) o un láser podría obtenerse algo parecido.
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Fuente: mitchell-hedges.com
e las otras 12 calaveras de cristal poco se sabe; algunas se encuentran expuestas en diferentes museos, pero aquellas que han pasado por algún tipo de investigación han sido descartadas como originales. Como los enigmas siempre atraen la atención del dinero, han sido múltiples los negocios establecidos alrededor de los cráneos, hasta el punto de aparecer en subastas y compra-ventas de prestigiosas casas especializadas en antigüedades arqueológicas. Verdad o mentira, las calaveras de cristal siguen siendo todo un misterio por resolver, una de esas historias que con el transcurrir de los años continúa siendo una incógnita repleta de interrogantes.
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